Chiapas. Niños, niñas y adultos permanecen en un albergue, pero muchos han enfermado de gripa y sufren por las picaduras de moscos.
Foto: Damian Sánchez | Chiapas. Niños, niñas y adultos permanecen en un albergue, pero muchos han enfermado de gripa y sufren por las picaduras de moscos.  

Los niños, niñas y adultos están enfermos de gripa y están llenos de picaduras de mosco, porque ha llovido los últimos días en el río Suchiate, de Chiapas, pero deben permanecer ahí, porque esperan, por lo menos, continuar su camino por el país.

El grupo de migrantes, en su mayoría venezolanos, están albergados en el parque central debajo de un techo para cubrirse del sol y de las precipitaciones que han azotado a este municipio con el mismo nombre que el caudal.

Los niños juegan en el piso a un lado del río, mientras algunos adultos cortan el cabello para ganar un poco de dinero.

Lima Chavela, originario de Venezuela, comentó que están varados en esta frontera, pero que esperan salir pronto y continuar su camino rumbo a Estados Unidos, aunque saben que es un proceso lento y que están de paso, tratan de sobrevivir.

“Nos estamos quedando sin dinero. Algunos duermen en carpas y los que tienen dinero se quedan en hoteles, pero los recursos se agotan”, afirmó.

-¿Tienes miedo de ser detenido y deportado a tu país?

-”Como todo ciudadano estamos dispuesto a todo, cuando uno sale de su país, hay expectativa, pero en otro país y en estas condiciones solo queda esperar, porque el tiempo de Dios es perfecto”.

El comienzo del tránsito de Migrantes en México comienza en el municipio de Suchiate ubicado en la frontera Sur.

El primer retén está en El paso del coyote, donde los elementos del Instituto Nacional de Migración  INM) y Guardia Nacional (GN) organizan a los migrantes con una lista “inferno” para enumerarlos y trasladarlos en autobuses a otro punto geográfico de México.

Otro migrante venezolonano, que omite su nombre para no sufrir represalias por las autoridades mexicanas, señala que quieren seguir su destino y no pueden. 

Aunque no es físico, hay una cárcel de cuatro paredes, cerrado como una celda.

“Todo tiene que ser pagado, supuestamente los autobuses son gratis, luego te dicen que no, que te cobran 2 mil 500 pesos por persona”, aseveró.

Señaló que tiene miedo de salir de este municipio caminando, pero en Migración le dijeron que los llevarían en autobús, pero hay gente que lleva 15 días de espera, solo para ingresar a las listas del instituto.