La Caja de Letras del Instituto Cervantes recibió cartas, manuscritos, artículos y más del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti.
Foto: Instituto Cervantes. Algunos de los libros, cartas, textos manuscritos, un telegrama, artículos y ediciones de distintas épocas en varias lenguas de Juan Carlos Onetti.  

El pasado 20 de junio, la Caja de Letras del Instituto Cervantes, ubicado en el centro de Madrid, España recibió “un prolífico legado de uno de los escritores imprescindibles de las letras hispanoamericanas”, el uruguayo Juan Carlos Onetti, que falleció en la capital española en mayo de 1994.

Fue a través de una ceremonia en la que participaron Luis García Montero, director del Instituto Cervantes; Dolly Onetti, música y viuda del escritor; Pilar Reyes, directora en la división literaria de Penguin Random House, y Hortensia Campanella, editora de las obras completas del escritor uruguayo que “libros, cartas, textos manuscritos, un telegrama, artículos y ediciones de distintas épocas en varias lenguas, símbolo de la universalidad de Onetti, se guardan desde hoy en la caja n.° 1408 de la antigua cámara acorazada del Instituto”.

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La directora de Random expresó que el autor de Tierra de nadie  fue y es “un autor absolutamente moderno”. Y recordó que cuando Juan Cruz publicó la última novela del uruguayo en Alfaguara, es decir Cuando ya no importe, “se convirtió en una bandera editorial que tenía mucho que ver con el espíritu de Onetti: nacía de la idea de que cada vez más proyectos editoriales pudieran circular en los dos lados del Atlántico”.

Entre lo que fue legado, que se califica de muy vasto, se encuentra un “texto para un telegrama” que Onetti dirigía a Rafael Alberti, “en el que deseaba que recibiese el Premio Cervantes”. Asimismo cartas al uruguayo Hugo Fontana, a Enrico Cicogna, su traductor al italiano e incluso a su suegra, la madre de Dolly, así como también misivas al dramaturgo Carlos Maggi o al periodista Hugo Alfaro, quienes fueron amigos del novelista uruguayo.

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Por su parte, Dolly Onetti confesó, según el registro de la ceremonia, que Onetti “podía vivir en una cama con un libro, el resto del mundo no existía” y que a él seguramente “le gustaría mucho saber que sus originales están al lado de otros grandes escritores como García Márquez o Mario Benedetti”.

El poeta García Montero, director del Instituto, explicó, a propósito de la llegada de Onetti a su país en el año de 1979, que “su actitud política le llevó a enfrentamientos con las autoridades uruguayas y España tuvo la suerte de que se instalara aquí, donde enseguida se reconoció su mérito: fue un referente porque representó la verdadera apuesta por la vocación literaria”. Finalizó diciendo que el autor de Juntacadáveres es uno de los grandes de nuestras letras y no necesita este honor, pero instituciones como el Instituto Cervantes, sí”.

Con información del Instituto Cervantes.