Las relaciones entre los países ya no tienen nada que ver con cómo eran antes. En aquellas relaciones internacionales, las de toda la vida, pesaba cada palabra, cada gesto, por algo se creó la diplomacia, tras la Paz de Westfalia en 1648 que fue la que puso fin a la guerra de los treinta años.

Todo aquello pasó. Hoy vale todo. Las palabras rimbombantes dieron paso a un mundo superfluo donde prima la ley del más fuerte. No hay más que recordar cómo Donaldo Trump amenazó en público a Europa con desatender la defensa militar o al antiguo presidente de Brasil Jair Bolsonaro burlándose de la esposa del presidente de Francia Emmanuel Macron.

El actual presidente de Argentina, Javier Milei acaba de pasar por España. En menos de un mes ha visitado dos veces el país ibérico. Conviene recordar como Oscar Puente, un ministro del presidente español  Pedro Sánchez, llegó a descalificar a Milei diciendo que era un adicto a las drogas. A partir de ahí se destapó la caja de los truenos. Comenzó un ir y venir de improperios por parte de Javier Milei hacia la mujer de Pedro Sánchez y al revés. Ha pasado un mes y la situación continúa tensa, tanto que España retiró a su delegación diplomática de Argentina.

De vuelta a España vuelve la crispación. Le otorgaron la máxima distinción de la comunidad de Madrid, pero no fue recibido ni por el Rey ni mucho menos por Sánchez. Sólo hay que recordar que dos no se pegan si uno no quiere y que siempre hay alguien que empieza, en este caso fue el gobierno español.

Se trata de una telenovela que sabemos cómo empezó pero que es difícil saber cómo va a terminar. Y lo peor, esta nueva diplomacia no beneficia a nadie.

 

     @pelaez_alberto