¿Cuál fue la inflación de la primera quincena de este mes? Claro que hay un dato general, pero la respuesta también depende de quién haga la pregunta.

Para los que tienen que cuidar la quincena la respuesta es que la inflación de frutas y verduras está en una tasa anualizada del 17.28%.

Si la pregunta viene desde los que hacen cálculos macroeconómicos y buscan anticipar la ruta a seguir por parte de la Junta de Gobierno del Banco de México, puede funcionar el dato de la inflación subyacente anualizada en el 4.17%.

En ambos casos, es preocupante que la inflación no ha mostrado la baja que se esperaría para la mitad del 2024.

Los precios de los energéticos, que son controlados por el gobierno, mostraron una inflación anualizada del 5.52%. Eso afecta la medición general de precios e incumple con la promesa de este gobierno de que no subirían más que la inflación.

El escenario que hay en México para el cierre de la primera mitad del año es, entonces, de una inflación persistente, que lejos de mostrar una baja sostenida hacia la meta del Banco de México del 3%, ha presentado presiones que la acercan más al 5%.

Y, al mismo tiempo, las previsiones del comportamiento económico se han deteriorado hasta niveles inferiores al 2% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de este año y menos del 1% para 2025.

Es un hecho que en la parte de los precios hay presiones externas que se notan en la inflación local, como los precios de los energéticos.

Pero también es cierto que hay hechos económicos y políticos internos que empiezan a afectar las estimaciones macroeconómicas.

Claro que los niveles de sequía, que han afectado una parte de la producción agropecuaria, escapan a muchas de las decisiones gubernamentales.

Pero el uso faccioso y vengativo que pretende dar López Obrador a la mayoría legislativa que consiguió con el manejo electoral, sí afecta la confianza en la economía.

Esto se ha reflejado en una depreciación cambiaria, que le pega a la inflación, y en una baja en la confianza de los mercados y los empresarios, que se nota en una degradación de las expectativas de crecimiento.

La inflación es un fenómeno complejo que no se puede controlar con decisiones políticas, pero ayuda mucho la confianza. Por ejemplo, la expectativa de que se incremente la depreciación del peso frente al dólar influye en la formación de precios, incluso si nada tienen que ver con los efectos cambiarios.

Y ni hablar de las expectativas de crecimiento, si no hay confianza no hay gasto o inversión y eso afecta las posibilidades de tener mejores resultados económicos.

Los que deben tener en cuenta todo el panorama completo son los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México y considerar el peso que implicaría una señal de relajamiento monetario, más allá de sus mediciones económicas.

Es un hecho que la inestabilidad política le pega al comportamiento económico. Y es un hecho que el Presidente saliente ha decidido elevar el costo de su retiro, sin importar las consecuencias.

 

      @campossuarez