Tehuacán, Puebla. Andrea y Gael son dos jóvenes estudiantes del Telebachillerato Comunitario No. 62, ubicado a unos pasos de la zona industrial de Tehuacán, Puebla en Monte Chiquito.
Ella tiene 18, casi 19 años y está a un par de semanas concluir el bachillerato. Gael, por su parte, tiene 17 años y para el siguiente ciclo escolar cursará los últimos dos semestres de la preparatoria.
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La madurez que denota el testimonio de Andrea, quien dice querer estudiar lenguas extranjeras una vez concluida esta etapa, está totalmente atribuida a lo que ha enfrentado en los últimos años para alcanzar sus sueños.
Los cuales, dice firmemente, se pueden alcanzar cuando uno de veras lo quiere. Y en ello da su consejo a quienes de pronto puedan verse inmersos en situaciones complejas que puedan truncar sus futuros. Ella invita a no vencerse.
Gael, por otro lado, es un poco más tímido, reconoce que quiere estudiar música, pues desde hace un par de años decidió comenzar a practicar y le ha ido muy bien. Toca la guitarra y también canta, y no descarta en absoluto en algún momento salir de Puebla si esa carrera, que anhela, despega.
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Aunque contrastan de forma significativa las declaraciones, en un punto sus palabras conectan: cuando se toca el tema del abastecimiento de electricidad. De manera mesurada, los dos jóvenes dicen que la mejora ha sido notoria desde que la electricidad, traída gracias al proyecto Iberdrola México y Iluméxico, facilitó hasta lo más sencillo que antes significaba un esfuerzo más arduo.
Ambos concluyen con un consejo que, pese a las palabras distintas con que se enuncia, sugiere el mismo deseo: continuar pese a todo, los sueños se persiguen, pero hay que luchar por ello. Creen en la esperanza y una luz que no han de apagarse nunca.
MSA