Inducida al Salón de la Fama del Boxeo a inicios de junio en Canastota, Estados Unidos, la mexicana Ana María Torres trata -en la medida de lo posible- mantenerse vigente y vinculada con el deporte, ahora en su faceta como madre de dos beisbolistas y aún con su gimnasio profesional, administrado principalmente por su familia.
Tras celebrar su inducción al recinto internacional del boxeo, al sumarse a Laura Serrano como las dos mexicanas con un sitio en la inmortalidad del boxeo mundial, la Guerrera señaló en entrevista con 24 Horas aún estar ligada al boxeo por medio de ejercicio constante para mantenerse en forma y desestresarse, además de brindar becas a sus mejores estudiantes el gimnasio que lleva por nombre su icónico pseudónimo.
“Actualmente tenemos niños desde seis años en adelante, atletas interesados en practicar box de manera más intensiva y también trabajamos con adultos que buscan simplemente hacer ejercicio. Actualmente mi mamá es la que me apoya en la parte de elección para aquellos a quienes les damos una beca, pero somos muy estrictos y buscamos que valoren esa ayuda”, destacó la ex boxeadora.
Años después de impulsar algunas carreras de otros colegas desde una parte como promotora, hoy Ana María apoya desde su trinchera a Emanuel Vaquero Navarrete, Francisco Bandido Vargas, Jhonny González o Ibeth Roca Zamora. “El apoyo básicamente es cuando están en su preparación final previo a sus combates”.
A casi 25 años de su incursión en el boxeo profesional y ya reconocida como la segunda mexicana en el Salón de la Fama, la excampeona mundial en el peso supermosca del CMB admite haber revivido en su mente su carrera deportiva mientras era reconocida en Estados Unidos. “Al final de cuentas veo todo lo que pasé, a la gente que estuvo en ese camino y que valió toda la pena”.
Impulsora del boxeo femenino, la Guerrera destaca que, desde la instauración del boxeo femenino en 1999, se empezó a dar un cambio en la percepción y mentalidad de la afición hacia la mujeres boxeadoras, mismo que se ha traducido, al menos desde su parte, en que las mismas pugilistas hoy sean de una técnica más depurada para brindar carteleras de mayor calidad.
“La deuda pendiente y algo que se sigue batallando es el tema monetario y es que aún no se puede vivir de esto, ni siquiera al llegar un campeonato mundial. No es fácil pelear y trabajar en otra cosa pero aún no se puede vivir de esta profesión”, agregó.