La reacción inicial del Doctor Patán fue de un categórico escepticismo. El Quinto Presidente Más Popular del Mundo (QPMPDM) se dejó ver recientemente en un video en el que su Doctor logró identificar como interlocutor a uno de los moneros oficiales. Me refiero al que no fue invitado a la paella; ese buen hombre al que le sobra entusiasmo, primerísima virtud del equipo obradorista, pero, hay que reconocerlo, no talento (acaba de publicar una caricatura de Julian Assange en el que, si no vas al subtítulo, te quedas convencido de que es el host de una conocida pizzería argentina de la Condesa).

En el video, muy contento, el QPMPDM platica que la Casi Presidenta Electa (CPE) le sugirió que hiciera como Lázaro Cárdenas en su día y se convirtiera en su secretario de la Defensa. En efecto, el Ídolo de Jiquilpan, el general que, como sabemos cedió la presidencia a Manuel Ávila Camacho, aceptó la invitación de éste para convertirse en secretario y encabezar el esfuerzo bélico nacional durante la Segunda Guerra.

Mi escepticismo respondía a dos razones que me parecen, todavía, válidas. La primera es que no estamos ni estaremos en guerra, salvo –improbable– que Milei envíe tropas en un futuro cercano. Sin embargo, la derecha, moralmente derrotada, podría interpretar la propuesta como una aceptación de que estamos en una guerra interna contra el crimen organizado, que lo de que aumentan los asesinatos, pero bajan los índices, siempre no funciona y que, por lo tanto, tampoco lo de los abrazos. Inaceptable.

La segunda razón, más válida si cabe, es que el cargo de secretario subordinaría al QPMPDM a la comandante en jefe de las fuerza sarmadas, o sea, la hoy CPE. Bueno, no. Todos sabemos que nuestro AMLO es una especie de Kim Il-Sung de Tepetitán: un Presidente eterno. Nadie está por encima de su jerarquía. Pregúntenle a los compañeros del PT.

Con todo, el escepticismo del Doctor se cuartea ante otras consideraciones. El nombramiento traería muchas bendiciones. Primero, un hipotético regreso del comandante Epigmenio Ibarra a las tareas de combate. Imagínenselo, entrenando a los cadetes para detener balas con el pecho. La segunda es que nuestro QPMPDM se va a ver súper imperial con uniforme, lo que abre la puerta a una eventual estatua ecuestre. Urge.

Por último, añadiría un título a su ya larga colección. Ya que seguimos estancados en el quinto lugar de popularidad presidencial, podríamos ver nacer, por fin y para siempre, al Secretario de Defensa Más Popular del Mundo: SDDMPDM.

 

      @juliopatan09