Un análisis genético de osamentas encontradas en un Chultún, ubicado en la parte norte de El Castillo en Chichén Itzá, reveló que al menos 100 menores de entre cuatro y siete años fueron enterrados en el sitio.
El profesor investigador de la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Julio César Lara Riegos, informó que el estudio se realizó en colaboración con el doctor Rodrigo Barquera.
“Se realizó un análisis genético en 64 de las osamentas encontradas, lo que nos permitió determinar que los menores procedían de poblaciones mayas y al menos una cuarta parte estaban estrechamente relacionadas con otro menor.
“Además, se ubicó que ellos habían consumido dietas similares, por lo que hay una posibilidad de que sean criados en contextos similares”, explicó Lara Riegos.
La datación por radiocarbono situó estos sacrificios rituales en un periodo de 500 años, desde aproximadamente el 600 y mil 100 D.C., aproximadamente en la época del declive de Chichén Itzá.
Como parte de la investigación, la UADY llevó a cabo un estudio comparativo entre las osamentas antiguas y el ADN de los pobladores mayas actuales. Se contó con la colaboración voluntaria de 68 habitantes de Tixcacalcupul, quienes se sometieron a estudios genómicos y hubo similitudes.
Al establecer conexiones genéticas directas entre los antiguos habitantes de Chichén Itzá y las poblaciones mayas modernas, el estudio contribuye a reforzar el sentido de continuidad cultural e identidad.