La justicia estadounidense dictaminó ayer que el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, deberá cumplir una condena de 45 años de prisión por delitos de tráfico de drogas y armas, según lo declarado el 8 de marzo pasado. En una audiencia celebrada en Nueva York, el juez Kevin Castel además impuso una multa de 8 millones de dólares y estableció que, al término de su sentencia, Hernández cumplirá 5 años más bajo vigilancia.
Durante la lectura de la sentencia, el juez afirmó que Hernández utilizó su poder político como presidente del Congreso y posteriormente como presidente de Honduras para reducir el riesgo de los narcotraficantes a cambio de dinero. Según la fiscalía de Nueva York, Hernández contribuyó a la creación de un “narco-estado” y facilitó el paso de grandes cantidades de droga de Colombia a Estados Unidos, a través del territorio de Honduras.
Vestido con uniforme de presidiario, Hernández escuchó de pie la sentencia del juez, en una sala abarrotada de hondureños que se acercaron al tribunal del distrito sur de Manhattan para asistir a este día histórico para el país centroamericano.
Su abogado defensor Renato Stabile anunció que apelará la sentencia con el fin último de “anular la condena” y “celebrar un nuevo juicio”, como había reclamado infructuosamente hasta ahora.
El expresidente, quien ocupó el cargo de 2014 a 2022 durante dos mandatos consecutivos, fue declarado culpable por un jurado popular de tres cargos relacionados con el tráfico de drogas y armas. La fiscalía estima que entre 2004 y 2022, Hernández protegió y participó activamente en una red que introdujo más de 500 toneladas de cocaína en Estados Unidos, recibiendo a cambio millones de dólares de cárteles de la droga.
Fiel colaborador del gobierno del republicano Donald Trump (2017-2021), Hernández llegó a jactarse de los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la lucha contra el narcotráfico.
Extraditado a Estados Unidos en abril de 2022, el expresidente enfrentó testimonios que afirmaban haber escuchado de él la frase: “Le vamos a meter la droga a los gringos en sus narices y no se van a dar ni cuenta”.
Para la activista hondureña de derechos humanos Lida Perdomo, la sentencia deja “un mal sabor de boca”, pues esperaba que le impusieran “al menos dos cadenas perpetuas”.
Desde 2014, medio centenar de hondureños acusados de narcotráfico han sido entregados a la justicia estadounidense o se han entregado voluntariamente.