Sufrimiento. Desde su llegada a la Ciudad de México, Gretel padeció los abusos y violencia de los policías, así como la indiferencia de las autoridades, acusa.
Foto: Gabriela Esquivel | Sufrimiento. Desde su llegada a la Ciudad de México, Gretel padeció los abusos y violencia de los policías, así como la indiferencia de las autoridades, acusa.  

En el camino de Gretel Paredes los abusos, la violencia y la falta de justicia no paran. Los discursos de tolerancia y no discriminación hacia la comunidad LGBT+ son palabras que no se aplican porque para las autoridades, los trans “no existimos o estamos muertos”.

Desde hace más de una década, Gretel clama atención y ayuda para llevar ante la ley al médico que le realizó operaciones estéticas que le causaron afectaciones a su salud, por las cuales pide una reparación; quizá suerte no esté de su lado o la indiferencia de este contra ella.

“Yo no le hago daño a nadie por ser homosexual. Soy un ser humano, común y corriente, como cualquier otro, con diferente forma de amar. No hago daño a nadie”, mencionó en entrevista con 24 HORAS.

Originaria de Guanajuato, Gretel arribó a la Ciudad de México antes de los 13 años, huyendo de la violencia en su hogar por su orientación sexual.

“Yo desde niño quise ser así. Mi padre muy chiquito me corrió de su casa, me dijo: ‘ah pues órale, a la chingada, yo no quiero putos en mi casa’. Me ponía unas golpizas. Sufrí violencia como no tienes idea. Sin embargo, aquí estoy, fuerte”, comentó.

No obstante, su llegada a la capital no fue como esperaba. “Me vine de Guanajuato huyendo de la violencia por parte de mis padres por haber sido homosexual y aquí me fue peor. Los judiciales me violaban”, comentó entre lágrimas, con voz entrecortada.

A los 13 años de edad, se sometió a su primera cirugía estética: implantes de glúteos y senos.

Años después, en 2014, recurrió a la doble intervención, un implante de mamas y rinoplastia, y fue víctima de negligencia médica.

Llegué con ese doctor, mencionó, una década después del primer procedimiento porque mis amigas me lo recomendaron y es el cirujano Charbel Soza, quien debe hacer una reparación del daño.

“A las autoridades les sigue valiendo madres; desgraciadamente, para las autoridades nosotros estamos muertos, no existimos. No somos visibilizadas”, aseguró.

“Vivimos un estigma por ser amanerados, hoy en día sigue la discriminación según te aceptan, ¡no!, es una cruel mentira. Hay mucha discriminación”, mencionó

Pese a la violencia y señalamientos contra la comunidad, Gretel reconoció un avance en su lucha para ser visibles.

“Gracias a nosotras, ellas (jóvenes trans), se pueden desplazar en las calles. A nosotras nos agarraba la policía, nos rapaban, nos violaban. Yo fui violada por 14 policías. Gracias a nosotras, ellas hoy en día pueden recorrer por todos los lugares”, mencionó.

Sin embargo, aseguró, el estigma y violencia hacia la comunidad continúan presentes entre la sociedad. “Eso siempre va a estar. Está en el Metro, en el parque, en todos lados. Desde que te metes en tu atuendo. La gente no tiene conciencia, hay muchas atrocidades”, lamentó.