REVOLUCIÓN. Además de llegar con un gabinete de lealtad incondicional garantizada y cuatro mil directores políticos de áreas del Gobierno, el exmandatario tratará el desmantelamiento de lo que describe como Deep State.
Foto: Revolución | REVOLUCIÓN. Además de llegar con un gabinete de lealtad incondicional garantizada y cuatro mil directores políticos de áreas del Gobierno, el exmandatario tratará el desmantelamiento de lo que describe como Deep State.  

Tal y como advirtió, desde que abrazó la idea de una autocracia no liberal para Estados Unidos, inspirada en el modelo húngaro, el expresidente republicano, Donald J. Trump prepara un retorno impactante y triunfal a la Casa Blanca, confiado en que sus descalabros legales no impactarán su elección.

Además de llegar con un gabinete de lealtad incondicional garantizada y cuatro mil directores políticos de áreas del Gobierno, que regularmente cambia con cada nueva administración, el exmandatario tratará el desmantelamiento de lo que describe como Estado Profundo o Deep State.

Una fuerza de al menos 84 mil burócratas de carrera, no políticos, responsables de la aplicación de leyes y operación del Gobierno que Trump quiere eliminar mediante la Orden Ejecutiva 13957, cancelando ilegalmente contratos colectivos, bajo el argumento de que “empoderar a nominados políticos en toda la administración es crucial para el éxito del Presidente”.

El republicano quiere también tener la seguridad de contar con un Jefe de Gabinete y un Abogado de la Casa Blanca que “deben proteger los poderes y privilegios del Presidente, ante el “asedio del Congreso” para evitar el cumplimiento de obligaciones de esos funcionarios bajo la Constitución.

Asesores del exmandatario preparan también borradores de órdenes ejecutivas que Trump quiere firmar desde el primer día, si regresa a la Casa Blanca; cómo reformas legales, que le garanticen la inmunidad absoluta que argumentó sin fundamento para evitar los juicios y cargos criminales que enfrenta, aún después de dejar el cargo.

El expresidente, cubierto por exfuncionarios de otras administraciones, legisladores y expertos legales, podría llegar “blindado” y protegido, bajo su plan, preparado y afinado bajo la misma receta que permitió al Primer Ministro de Hungría, Viktor Orbán, llegar al poder e instaurar una Autocracia No Liberal y Nacionalismo Cristiano, promoviendo reformas radicales a la Constitución y leyes electorales o modificación de distritos en favor de su partido, que le ha permitido “ganar” 4 elecciones consecutivas y permanecer en el poder los últimos 14 años, tal y como lo sueña Trump.

Vendiendo su “promesa conservadora” en el Proyecto 2025, Mandato para el Liderazgo, Trump ofrece desmantelar el Estado administrativo, reducir el tamaño del Gobierno, eliminando quizás el Departamento de Educación, que dice “inyecta propaganda racista antiamericana y antihistoria en los salones de clase”.

En el mismo caso está el Departamento de Salud y el CDC, con los que tuvo fricciones durante la Pandemia, por pretender ignorarlos y por hacerlos a un lado, por las urgentes medidas que le propusieron para declarar una emergencia desde enero de 2020, cuando fue informado de la Covid-19 por el Gobierno de China, a fin de minimizar la muerte de estadounidenses, que rebasó un millón, ya que Trump declaró la alerta hasta marzo, cuando era imposible ocultar la inhabilidad de su administración para contenerla.

Tras sus choques con el Departamento de Justicia, Trump planea nominar a un Procurador General 100% leal y obediente, para evitar fricciones como las que tuvo con Jeff Sessions, William Barr y Jeffrey Rosen, quienes no lo apoyaron en casos que eran claramente ilegales.

Y como es de esperarse, el plan incluye la revocación de todas las medidas impulsadas por Joe Biden, de apertura, eficiencia, reforma, globalización y cooperación en instituciones, cambios en las agencias de inteligencia, donde “exige discreción y reducir el número de posiciones con acceso a documentos altamente clasificados” y la posible reubicación y reasignación de funciones del FBI, que nunca pudo doblegar y poner al servicio de la Casa Blanca para manejarlo.

De igual forma, estimular la producción de combustibles fósiles, como piden las grandes empresas petroleras, de gas natural y carbón (que contribuyen con sumas millonarias a su campaña) para bajar precios de la energía y la gasolina, suspendiendo el desarrollo de fuentes alternas, la producción de carros eléctricos y retirando al país del Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

Promete usar toda la fuerza del Estado y trabajar con el Congreso para “limpiar la sociedad” de todo vestigio de aborto, retirar libros escolares sobre diversidad, ideología transgénero, preferencias sexuales o igualdad de género, eliminar instalaciones especiales en escuelas y otros sitios para la comunidad LGBTQ+ y borrar las preferencias sexuales de toda la documentación oficial que se limitaría al sexo biológico: Hombre o Mujer.

También declara la guerra a la pornografía, así como a redes sociales y a lo que denomina “principios nocivos” de teoría critica racial, que aseguran, “envenena a niños y jovenes”.

Y reformar el sistema electoral, redistribuyendo los distritos en favor de los republicanos, como ya comenzó a hacer Carolina del Norte, apoyada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Casualmente, casi todos los pasos tomados por el Primer Ministro, Viktor Orban, en Hungría, igual que un mayor control fronterizo

Sin entender aún el propósito de medidas para proteger a la población durante la pandemia, Trump dice que “los Presidentes no deben emitir mandatos para el uso de máscaras, aplicar vacunas, condonar deudas de estudiantes o emitir mandatos monárquicos de ningún tipo”.

Exhorta a los estadounidenses a “restaurar la República a sus características iniciales” con apoyo de “un ejército de conservadores alineados, confirmados, entrenados y preparados, para trabajar desde el primer día demoliendo al estado administrativo”.

El objetivo del proyecto, preparado por 460 expertos de 54 organizaciones encabezadas por la Fundación Heritage, divididos en 75 grupos, descansa sobre cuatro pilares para establecer un banco de datos para la nominación de candidatos, introducción al Gobierno, objetivos y condicionamientos de “lealtad” a empleados actuales para que puedan permanecer.

Abandonando el discurso tradicional de campañas políticas, planteando los problemas nacionales y posibles soluciones, ahora Trump y sus seguidores con una retórica incendiaria, infundiendo miedo, mentiras y acusaciones falsas, “urgen” a los votantes “al rescate de su país, su cultura, sus niños y economía” que dicen, son amenazados, por una “ofensiva antiamericana y comunista”.