Algo huele mal en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y es que nos dicen que hace unos días, una comitiva del organismo, encabezada por Zoé Robledo y secundada por su asesor, Humberto Pedrero Moreno, y Guillermina Rivera Rendón, titular de la Coordinación de Atención a Órganos Fiscalizadores, estuvo de visita en la Auditoría Superior de la Federación, que encabeza David Colmenares.
La versión oficial es que el encuentro se realizó, supuestamente, para ver los avances de la fiscalización de los recursos públicos federales ejercidos por el IMSS en la Cuenta Pública 2023; sin embargo, nos dicen que el verdadero motivo fue para pedir al auditor superior, más “flexibilidad” respecto a la solicitud de la información sobre la auditoría forense 194 que realizan al Servicio Integral de Anestesia del Seguro Social y, de esta manera, poder solventarla con el mínimo de observaciones.
Y es que fuentes al interior del IMSS, nos aseguran que existen muchas irregularidades en este caso y las autoridades correspondientes están teniendo serias dificultades para comprobar la contratación del servicio.
Si embargo, no fue la única petición al auditor, pues colaboradores de esta Institución nos refieren que otra de las peticiones fue que les acepte la documentación presentada y dé por solventadas el total de auditorías forenses (financieras) de las cuentas públicas de 2019 a 2022, en las que el IMSS no ha podido justificar el uso de los recursos que en su conjunto suman 2 mil 225 millones de pesos.
En este paquete, destaca la auditoría 1395-DS de la cuenta pública 2019 “Programa de Atención a la salud y medicamentos gratuitos para la población sin seguridad social” referente a recursos federales destinados al IMSS Bienestar, donde no han podido justificar el destino de mil 342 millones de pesos.
Y es que en la recta final de la primera administración de la 4T y ante la designación del gabinete de la doctora Claudia Sheinbaum -en el que algunos funcionarios quieren repetir en el cargo-, tratan de convencer al auditor superior de que los ayude a entregar sus “libros en blanco”.
Ya veremos cuál es el verdadero compromiso de David Colmenares en la lucha contra la corrupción -que tanto presume la actual administración- y qué tanto trasciende en el segundo piso de la Cuarta Transformación.
FIBRA UNO SE CONSOLIDA
Con más de 11 millones de metros cuadrados de superficie rentable, Fibra Uno (FUNO), de Gonzalo Robina, sigue con su estrategia para consolidarse como líder de los fideicomisos inmobiliarios en México.
Y es que ahora que se acerca el final del proceso, FUNO, Prologis, Blackstone, entre otras se perfilan como potenciales adquirentes del portafolio inmobiliario de Fibra Terrafina, el cual desde hace diez años llegó al mercado y fue desarrollado exitosamente por PGIM Real Estate, de Enrique Lavin.
Nos cuentan que esta semana el fideicomiso dará a conocer que, hasta la fecha, han certificado el 17.8 por ciento de su portafolio, equivalente a casi 2 millones de metros cuadrados.
Una buena noticia en tiempos en los que el nearshoring sigue poniendo a México en la mira internacional.
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@JuanMDeAnda