Una publicación de la Brigada Flores Magón, agrupación antifascista de punk/oi! de origen galo, confirmó la muerte de Julien Terzics, activista antifascista y fundador de los Red Warriors.
“Julen nos dejó ayer. Estamos devastados”, escribió la banda como descripción a una fotografía de Terzics desnudo del torso, eufórico, con sus tatuajes a la vista, tocando la batería en alguna presentación como las muchas que tuvieron a lo largo de tantos años.
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El también miembro de la CNT durante tres lustros nació en Francia el siglo pasado, en 1968. Para 1980, junto con otros camaradas, fundó el grupo antifascista Red Warriors, con quienes se dedicó a vaciar las calles parisinas de esos fascistas que se querían hacer presentes en ese entonces.
Años después, en los que su imagen como referente del antifascismo a nivel local y global se agudizó, nació la Brigada Flores Magón, en 1995, en la periferia parisina. La banda fue nombrada así en honor al anarcocomunista mexicano Ricardo Flores Magón —por uno de sus exmiembros de nacionalidad francomexicana— y representa, hasta tiempos actuales, un referente dentro del RASH (Red and Anarchist Skinheads, por sus siglas en inglés), movimiento conformado por skinheads, de esencia obrera y no racista nacido en los albores de los años 90.
El también fundador del bar Le Sant Sauveur, –que sirve como refugio y lugar de encuentro de antifascistas en París desde 2006–, fue hijo de padres hungaros, de origen judío. En una entrevista para Story Next Door contó que creció, la mayor parte de su infancia, en Val de Fontenay, al menos hasta que su padre volvió a tener contacto con él y su madre tras su divorcio cuando tenía cuatro años.
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Como todo buen luchador social de su tipo, inició a corta edad siendo sólo un joven punk que iba a conciertos y hacía desastres para más tarde conformar una comunidad de jóvenes encolerizados y hartos que necesitaban defenderse de los skinheads en esos años. Fue entonces que nacieron los Red Warriors, en diciembre de 1986, aunque apunta que todo vino de mucho antes, como si se tratase de una necesidad.
Su muerte tiene lugar en una época oscura, en la que el neofascismo, la ultraderecha y los actuales representantes, comienzan a ocupar (o siguen ocupando) espacios de poder como en esas épocas que, se creía, habían quedado atrás. Sucede también en medio de la coyuntura política que atraviesa Francia, donde el partido macronista, aún en el poder, ha perdido escaños de representación en el congreso y quienes han ganado la mayoría son esos de quienes Terzics tomaba distancia.
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Por lo anterior, no perder de vista su legado es fundamental, pues hay que recordar que la única manera de hacer frente en estos casos tan complejos y vitales, donde se juega casi el futuro (la vida), son la resistencia, y la confrontación, lo que ayudará a guiar el camino.
MSA