La sentencia es definitiva.
Por decisión surgida de Palacio Nacional, deben darse los pasos necesarios para defenestrar a Norma Lucía Piña, ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Poco importan las declaraciones
Como la de ayer de Andrés Manuel López Obrador, quien restó importancia a la campaña para socavar el prestigio de la jurista y la autoridad de quien se ha constituido en baluarte del Poder Judicial.
Ah, pero viene el desprestigio:
“…no es una cosa en contra de la señora Piña -ojo: no ministra presidenta-. Ella llega ahí, desde luego tiene procedimientos que uno no puede aceptar o compartir, pero no sólo es ella, es una crisis del Poder Judicial.
“¿Y cómo se enfrenta una crisis? ¿Cómo se enfrenta una decadencia?
“Pues con una reforma, con una transformación, no parchando”.
Ah, y luego López Obrador elogió a Ernesto Zedillo porque cambió la estructura de la Corte, pero no con populismo ni falsos discursos de democracia.
Estructura a la cual quiere destruir.
ELECCIÓN: ACIERTOS Y ERRORES
Ya serenos, a la luz de los resultados, los encuestadores revisaron las elecciones.
Se concentraron en la Cumbre Mundial de Comunicación Política celebrada en Monterrey el fin de semana pasado y dieron datos relevantes.
Hubo autocrítica como la de Carlos Campos, de Massive Caller, quien reconoció haberse guiado en gran medida por las redes sociales y tener una proyección equivocada.
No cobró por su trabajo, pero sus tendencias favorecieron al bando opositor y a su candidata Xóchitl Gálvez, aunque no siempre pronosticó su victoria.
Otros participantes como Roy Campos de Consulta Mitofsky o Francisco Abundis, de Parametría, hicieron una disección de una campaña marcada desde el principio.
Claudia Sheinbaum, narraron, inició su proselitismo desde iniciado el sexenio con 30 por ciento de preferencias al arranque y luego reforzada desde distintas acciones oficiales.
El discurso de Palacio Nacional siempre a su favor, el apoyo de los gobernadores morenistas y afines, espectaculares durante años por todo el país, los programas sociales, el reparto del dinero y el activismo de los Siervos de la Nación y Jóvenes Construyendo el Futuro y por supuesto dinero el día de la elección.
Así se consumaron una ventaja insuperable y un triunfo inevitable.
LA INSEGURIDAD NO IMPORTA
Hoy el análisis se da en la crítica y la autocrítica.
Del lado de la crítica externa destaca un dato: nunca se detectó la seguridad como un tema importante y Xóchitl Gálvez la asumió como guía por los 200 mil muertos de manera violenta.
Y los 800 mil muertos por la pandemia.
También asumió la situación económica como elemento de disgusto social, cuando la gente está contenta con el reparto de dinero de nuestros impuestos, acreditados directamente a López Obrador y a su gobierno.
A la población no le importaron los índices inflacionarios porque el discurso gubernamental, siempre penetrante, se sustentó en la estabilidad económica y la solidez del peso.
E inclusive con las crecientes remesas -una media anual de 60 mil millones de dólares- a pesar de ser una vergüenza nacional porque es migración y cuya dispersión mantiene al campo.
En síntesis, a una estrategia precisa de la candidata gubernamental Claudia Sheinbaum se opuso otra desorientada y sin futuro, como indican los resultados finales.
@urenajose1