Los conservadores, en un intento desesperado de sumar votos en las elecciones británicas de hoy ante los laboristas, a quienes los sondeos otorgan una cómoda victoria, recibieron el apoyo del exjefe de gobierno Boris Johnson, en su primera aparición en la campaña.
Los conservadores y su actual primer ministro, Rishi Sunak, que presenta su candidatura para seguir en el cargo, parecen haber asumido y admitido la derrota, prodigando en los últimos días declaraciones en las que hablan de evitar la mayoría absoluta de los laboristas de Keir Starmer.
“Si quieren una subida de impuestos, una inmigración descontrolada y doblegarse innecesariamente ante la Unión Europea, voten al Partido Laborista el jueves”, dijo Johnson, en un acto electoral de Sunak, en el final de campaña, ayer por la noche en Londres.
El ex primer ministro, que nunca tuvo una gran relación con Sunak, pidió el voto para su compañero de formación, tratando de evitar la debacle del Partido Conservador.
Johnson, uno de los cinco primeros ministros de los conservadores en los catorce años que llevan en el poder, es un personaje con gancho entre los votantes de los tories, muchos de los cuales podrían decantarse por un Partido Laborista que ha virado hacia el centro con Starmer o por la formación de extrema derecha Reform UK, de Nigel Farage.
Jefe del ejecutivo conservador desde 2019, Johnson tuvo que dimitir en 2022 al verse envuelto en algunos escándalos, como fiestas en la residencia oficial del primer ministro en plena pandemia del Covid-19.
“¿No es fantástico que nuestra familia conservadora esté unida?”, dijo en el acto Sunak, tercer primer ministro en apenas dos años.
El Partido Conservador, con luchas intestinas y sumido en una profunda crisis, trata en los últimos días de arañar votos para evitar una derrota histórica.