Una pregunta casi obligada entre yucatecos es: “¿Dónde te agarró el huracán…?” y prácticamente todos tienen una historia que contar.
Así, entre anécdotas, dibujan la postal de un Yucatán que se ha reinventado tras cada paso de estos fenómenos. Los que tienen más años tienen recuerdos agridulces.
Los últimos dos ciclones que azotaron fuertemente a la entidad, estos también han servido para reforzar los valores familiares y la solidaridad entre quienes habitan estas lajas. Tal es el caso de la señora Bertha Alpuche, quien, luego de 25 años, conoció a sus vecinos tras el paso de Isidoro, hace casi 22 años.
Es poco común que en colonias, como la Miguel Alemán, no se conozcan entre vecinos. No obstante, al llegar doña Bertha (hace casi 50 años), recuerda que le costó trabajo integrarse a la dinámica social que fue hasta después que se conocieron, pues se apoyaron para arreglar sus casa y limpiar la zona.
La promoción de Mérida como una ciudad segura y su consecuente explosión demográfica ha sido la causa de que muchas personas vayan a vivir su primer huracán, lo que, desde luego, ha generado nerviosismo entre la comunidad foránea y una serie de medidas “atípicas” de las que hemos informado en publicaciones anteriores.
Una de estas personas es Yamili Barrera, quien desde la red ha externado sus inquietudes con respecto a lo que podría pasar tras el paso de Beryl por el estado. Con las inundaciones del 2020 todavía frescas en la memoria, la joven “no sabe qué esperar” con la entrada de un fenómeno evidentemente de mayores proporciones.
“Yo ya vivía en Las Américas, Ecapetec (Estado de México), cuando nos inundamos, estuvo terrible. No pudimos salir del fraccionamiento en casi cinco días y la verdad es que tenemos miedo de que algo así pueda volver a suceder. Y no solo soy yo, también varios vecinos están viviendo la misma incertidumbre, ya vimos que aquí en Mérida son unas por otras”, comentó.
Juan Manuel Contreras