El impacto del huracán Beryl a su paso por Tulum, Quintana Roo, dejó experiencias inolvidables e impensadas en viajeros que por primera vez tienen esa vivencia, muchos de ellos, luego de pasar el fenómeno meteorológico comenzaron a caminar las calles a ver con qué se encontraban.
Melanie fue una de los 10 mil 750 turistas que se encontraban en este destino durante la contingencia. La originaria de París, Francia, relató cómo fue para ella y sus padres el embate del meteoro, porque tienen una anécdota para contar.
“Cuando todo esto empezó sí nos dijeron desde antes que no podíamos salir, que había que quedarse en la habitación, pero en la mañana, cuando despertamos después de que pasó el huracán no había nadie; no teníamos internet ni agua, entonces decidimos salir a ver lo que había pasado”, relató, para luego destacar que creyó que sería mucho peor de lo que realmente vio.
Otros que también relataron su experiencia fueron Gerónimo y Ulises, dos turistas argentinos, a quienes Beryl no amedrentó, y aunque describieron la experiencia como “fuerte”, lo tomaron con humor y seguirán sus vacaciones dos semanas más en el Caribe Mexicano.
“La verdad estuvo fuerte, aunque pensé que se iban a volar más cosas, pero por suerte no fue así; mis amigos con los que vine y yo, conservamos la calma y en el hotel estábamos bien asegurados”, dijo Gerónimo, originario de Buenos Aires.
Ulises, uno de sus compañeros de viaje y originario de Córdoba, resaltó que afortunadamente las afectaciones fueron menores, pero sobre todo este tipo de fenómenos tienen hasta un propósito ecológico.
“En la ciudad se veía un poco de desastre, pero leve, aún nos quedan dos semanas por acá y nos ha tocado ver esto, pero es bueno porque el mar se limpia mucho y nos llevamos a casa la historia de que pasamos un huracán en México”, concluyó.