La designación adelantada del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del próximo Gobierno federal quedó acotada por el ambiente político especulativo, aunque el funcionario designado, Omar García Harfuch, dejó entrever un par de indicios de lo que viene en esa importante área de la actividad pública federal.

Primero, lo que ya se conocía: la adscripción operativa de la Guardia Nacional al espacio de funcionamiento de la Secretaría de la Defensa Nacional, sin que los miembros de ese cuerpo vayan a ser considerados como soldados.

Segundo, el hecho real de que la Estrategia Nacional de Seguridad Pública va a ser definida en la SSPC civil, lo cual garantizaría la principal preocupación más política que de derechos humanos de sectores opositores.

Como aquí se ha insistido de manera recurrente, estamos frente a un escenario de inseguridad que ha escalado especializaciones e invasión de funciones delictivas y por lo tanto se trataría de enfocar el problema desde las doctrinas de seguridad interior que para México viene desde la Constitución de Cádiz de 1812.

En Estados Unidos existe el Departamento de Seguridad Interior -en inglés: Homeland Security- que enfoca los problemas no desde el tema de la relación policías-bienes privados de ciudadanos, sino de las evidencias de que buena parte de la violencia afecta la estabilidad social, la gobernanza democrática y los requerimientos mínimos para las inversiones privadas.

En este contexto, las tareas que se prevén para la SSPC tendrán muy claros los territorios de funcionamiento: la adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena garantiza, en efecto, que ese cuerpo no caiga en la tradicional corrupción policiaca, pero los enfoques estratégicos de seguridad ciudadana/seguridad interior tendrán criterios civiles, aunque con el apoyo legal de las Fuerzas Armadas a la seguridad pública en modo de seguridad interior.

 

Zona Zero

  • El Gobierno del presidente López Obrador se echó a cuestas la tarea de transitar al modelo de seguridad pública con policías federales a una verdadera Guardia Nacional que tiene que ver con la estabilidad territorial de la República y el resguardo de la soberanía del Estado y sus instituciones en los diferentes estados de la República. La tarea de la siguiente administración será darle operatividad al binomio seguridad pública-seguridad interior, frente a un crimen organizado que ha rebasado ya a todas las policías federales, estatales y municipales.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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