Desde hace muchos meses, casi un año, hay una campaña publicitaria en la radio encargada de consagrar la figura del Dr. Simi/Víctor González (no usa su apellido materno) que más bien parece una promoción a los altares.

La historia de este mítico personaje es, por decir lo menos, curiosa; hermano de Javier González Torres (propietario de farmacias El Fénix), de Jorge González Torres (dueño y capo original del PVEM) y de Enrique González Torres exrector (y capo) de la Ibero. don Víctor es contador público y pasó de trabajar en Laboratorios Best a ser su dueño, allí se fabrican los medicamentos del Dr. Simi.

Don Víctor siempre ha sabido rodearse de personajes clave en los temas de salud pública y ha apoyado, oportunamente, a políticos y partidos como Vicente Fox o el PVEM (partido patrimonial de los González Torres). La cumbre de su carrera política se dio en 2006, cuando se lanza a la candidatura presidencial, nadie lo recuerda por la sencilla razón de que fue absolutamente irrelevante.

Aparentemente, la relación entre don Víctor y la 4T no había sido buena, pero en la medida en que el partido de la familia, el PVEM, ha sabido evolucionar allí, donde está el poder y el dinero, sus negocios han prosperado de forma impresionante.

Hoy, don Víctor tiene la nada despreciable cantidad de 8 mil 300 farmacias del Dr. Simi y una facturación de 2 mil 993 millones de pesos, una participación de 10.9 por ciento del mercado farmacéutico y ¡75 por ciento del mercado de medicamentos genéricos! ¿Buenos números no? ¡Dios hazme botarga!

Al Dr. Simi la llegada de la 4T le ha venido “como anillo al dedo” pues al final, el desastre de este gobierno en todas las áreas de Salud Pública se ha convertido para Don Víctor y su Grupo en su mejor oportunidad: Es la “verdadera farmaciototota” de la 4T. La verdadera Dinamarca.

No se le puede discutir al Dr. Simi su sentido de oportunidad, con cada paso que da hacia atrás la Secretaria de Salud para destruir uno de los mejores sistemas de salud pública de América, él da uno hacia adelante; esto lo ha aprovechado para vender los medicamentos que requiere la población más necesitada y reiteradamente rechazada por la 4T. Hoy estos “pacientes” se forman en las SimiFarmacias por cientos de miles.

Y así, al mismo tiempo que la soñada Dinamarca de la 4T jamás llegó, se inició el proceso de la creación de un mito: san Víctor González.

Sus fundaciones: Grupo por un País Mejor y SimiPlaneta, dirigidas por su hijo, Víctor González Herrera, hicieron un acuerdo de colaboración con Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz y ésta, de forma totalmente desinteresada, nominó a su vez a don Víctor al premio Nobel de la Paz 2024.

Pero allí no para la cosa, ya puestos en plan místico se van con todo y botarga y muñequitos al Vaticano: “El Dr. Simi llegó hasta el Vaticano porque es un símbolo de amor”. Y de una que otra limosnita.

Resultado: don Víctor es el primer mexicano condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Caballería de San Gregorio Magno.

Recuerda querido lector: cada vez que compras un producto en las SimiFarmacias contribuyes a la construcción de un santo. ¡Cómo México no hay dos!

Como en el mito no podían faltar los niños; ¡aparece Similandia! Imagine usted algo parecido a Disneylandia, “lo mismo, pero más barato” (y chafa), y en lugar de Mickey Mouse tenemos al Dr. Simi. ¡Hay que ir!

Visto lo visto, y con la que se nos viene encima, ¿por qué no le pedimos al Dr. Simi que incursione en la educación de los niños con SimiEscuelas? Seguro que lo haría mejor que la 4T. Si no fuera una tragedia parecería una mala broma.

 

    @Pancho_Graue

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