El Ejército y la Marina van a ser corresponsables del éxito o del fracaso de la estrategia de seguridad que implementará Claudia Sheinbaum Pardo a partir del próximo 1 de octubre. Los cuatro pilares indiscutibles de la seguridad y el combate al crimen organizado son las secretarías de Gobernación (Segob), de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), de la Defensa Nacional (Sedena) y de Marina. Por esa razón, después de que la semana pasada la virtual presidenta electa dio a conocer que Rosa Icela Rodríguez y Omar García Harfuch se harán cargo de las dos primeras dependencias mencionadas, respectivamente, nos sorprendió un poco el anuncio que hizo este lunes, pues decidió implementar un pequeño cambio a su “jueves de gabinete”.
Para su cuarta entrega, que será pasado mañana, Sheinbaum Pardo dio a conocer, de forma anticipada, que este 11 de julio anunciará a los encargados de las secretarías de Cultura, de Turismo, del Trabajo y Previsión Social y también de la coordinación de la Oficina de la Presidencia. Cuatro carteras relevantes y estratégicas.
Pero, la nota no fue esa, sino ésta: anunció que será hasta septiembre próximo cuando designe a los titulares de la Sedena y de la Marina, indicativo de que para elegir a los responsables de estas dos importantísimas dependencias se va a tomar su tiempo y se lo va a pensar no sólo dos, tres o cuatro… sino muchísimas veces.
Además, seguramente también va a cabildear muy seriamente tanto con sus asesores como al interior de ambas instituciones, toda vez de que si su real intención es mantener la “continuidad con cambio” o el “segundo piso” de la Cuarta Transformación que le trazó su antecesor, el presidente López Obrador, el sentido común dicta que sí o sí se recargará en las dos secretarías en las que más se apoyó el obradorismo desde el día uno de su gestión. Escoger a quienes encabezarán estos dos despachos no son enchiladas…
Así las cosas, se espera que para las próximas semanas haya mucho debate, cabildeo, reflexión y discusión para elegir a los perfiles idóneos en estas dos secretarías. Hay mucho en juego, por lo que nuestra futura Presidenta no se puede tomar a la ligera estos dos nombramientos. Los mexicanos deseamos que desde el próximo 1 de octubre haya cambios tangibles y concretos en las calles, las carreteras, los puertos, las aduanas, en ambas fronteras… ¡en todos lados! La coadyuvancia será clave.
En marinos y soldados recaerán muchísimas responsabilidades para que México pueda revertir la tremenda crisis de inseguridad y violencia en la que estamos sumidos desde hace muchísimo tiempo.
Los futuros titulares de Sedena y Marina deberán tener muchísima afinidad con Palacio Nacional, Bucareli y la SSPC, porqué de su presencia y desempeño dependen muchas de las mejoras que le urgen a este país.
Por eso, la expectativa de los cuatro nombramientos de pasado mañana son, por decirlo de alguna forma, de relevancia menor. La prioridad para la próxima administración deberá ser frenar el baño de sangre y esto no se logrará con un curita o un torniquete, sino con una amputación.
Pero, en vía de mientras, crucemos los dedos para que Miguel Torruco no repita en Turismo, porque su gestión fue desastrosa.
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