Después del primer día de descanso, el pelotón del Tour de Francia regresa al asfalto en una etapa ligera, ‘a priori’ favorable a los velocistas, entre Orléans y Saint-Amand-Montrond (centro de Francia), la ciudad natal del corredor galo Julian Alaphilippe.
Con 187 kilómetros de un recorrido llano en su mayor parte, sin ninguna subida catalogada en el programa, el día no plantea dificultades para los corredores de la clasificación general, que sigue dominada por Tadej Pogacar con 33 segundos de ventaja sobre Remco Evenepoel y 1:15 sobre Jonas Vingegaard.
“La última vez que se llegó a Saint-Amand, en 2013, (el español Alejandro)Valverde perdió 10 minutos en un corte en el pelotón a causa del viento, y ahora el final es casi idéntico. Así que es realmente el viento el que va a decidir si es una verdadera etapa tranquila o no. Pero es una gran ocasión de nuevo para los velocistas”, recordó el director técnico del Tour, Thierry Gouvenou.
Por su parte, el maillot amarillo Tadej Pogacar afirmó ayer que sus rivales del Visma-Lease a bike, liderado por Jonas Vingegaard, tienen “miedo” de él, pero no logran debilitarlo “a nivel mental”.
“Si tratan de alcanzarme mentalmente, no lo logran”, declaró el ganador de las ediciones de 2020 y 2021 del Tour durante una conferencia de prensa en Orleans con motivo del primer día de descanso del Tour.
“Corren contra mí, fue lo mismo en los tres, cuatro últimos Tours, estoy acostumbrado”, explicó el esloveno, que no encontró colaboración en la formación neerlandesa en la etapa del domingo por los caminos blancos en las cercanías de Troyes.
Una actitud que provocó que se viera el domingo a Pogi irritado como en pocas ocasiones.
“Cuando Remco (Evenepoel) atacaba, el Visma no se ocupaba, estaban centrados en mí”, lamentó el ganador del Giro en mayo, en busca de un doblete histórico, que parece preferir el estilo ofensivo del belga al más pragmático de Vingegaard.