Luego de los resultados en la segunda vuelta de las elecciones legislativas de Francia, el presidente Emmanuel Macron pidió ayer a su primer ministro, Gabriel Attal, continuar “por el momento” en el cargo para mantener la credibilidad de Francia, tras el fracaso de su apuesta de adelanto electoral para desbloquear la situación política.
Los votantes respondieron otorgando una nueva relación de fuerzas a los tres bloques surgidos de las elecciones de 2022: izquierda, centroderecha y extrema derecha. Sin embargo, ninguno logró la mayoría absoluta de 289 diputados. La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo entre 190 y 195 diputados, seguida de la alianza de centroderecha de Macron (al menos 160) y del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados (143).
Estos resultados y los vetos cruzados entre el oficialismo y el partido La Francia Insumisa (LFI), el ala radical y principal formación del NFP, complican la formación de un nuevo gobierno, a 18 días de los Juegos Olímpicos de París. Ante la incertidumbre, el presidente pidió a su primer ministro, quien presentó su dimisión tras conocer los resultados, continuar en el cargo “por el momento” para “garantizar la estabilidad”.
Tras una tensa campaña, en la que Macron acusó a LFI de ser “antisemita” y “antiparlamentario”, su alianza prefiere una coalición de fuerzas “republicanas”, sin RN ni el partido de Mélenchon. El programa del NFP también incluye varias líneas rojas para la alianza oficialista y para la derecha, como la derogación de la impopular reforma de las pensiones de 2023 y la aprobación de un impuesto a las grandes fortunas.
Por su parte, el partido de derecha Los Republicanos (LR), que logró mantener unos 60 diputados después que una parte pactara con la extrema derecha, ya aseguró que “no habrá ni coalición ni compromiso” por su parte.
No obstante, la formación de un nuevo gobierno podría tardar. Macron anunció que, antes de nombrar a un nuevo primer ministro, esperará a ver cómo se “estructura” la Asamblea Nacional, que se instalará el 18 de julio. Aislada y derrotada gracias al “frente republicano” formado por la izquierda y la alianza oficialista en la segunda vuelta, la extrema derecha podría convertirse en la principal fuerza de oposición.
“La marea sube. Esta vez no ha subido lo suficiente, pero sigue subiendo y, en consecuencia, nuestra victoria sólo se ha aplazado”, advirtió su líder, Marine Le Pen, quien espera alcanzar la presidencia en 2027.
Las elecciones fueron seguidas de cerca fuera de Francia, especialmente porque esta potencia nuclear y segunda economía de la UE es un motor de la integración europea y un aliado de Ucrania en su guerra contra Rusia. El presidente estadounidense, Joe Biden, celebró que Francia “rechazó el extremismo”.