El cohete europeo Ariane 6 logró poner en órbita los 10 microsatélites que transportaba, lo que representa un triunfo del primer vuelo de la nave europea, a pesar de un desperfecto en su reingreso a la atmósfera al final de su misión.
“Es un día histórico para la ESA y para Europa”, celebró el director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), Joseph Aschbacher.
Para su homólogo de la agencia espacial francesa Cnes, Philippe Baptiste, “Europa está de vuelta”.
Este éxito marca el regreso a un acceso autónomo al espacio para Europa, pero en el cierre de la misión presentó un desperfecto y el cohete se desvió de su trayectoria.
El reingreso a la atmósfera de la parte superior del cohete, que debía aterrizar en el Pacífico lejos de sitios habitados, no se produjo.
Pero esta “anomalía” no borra el alivio de los encargados europeos por el éxito de su objetivo principal: colocar satélites en órbita.
“Es un gran éxito a pesar de la ligera decepción al final de la misión”, insistió Walther Pelzer, director de la agencia espacial alemana DLR.
En la Sala Júpiter, la torre de control de la misión situada a 17 km de la plataforma de lanzamiento en Kourou, en la Guayana Francesa, la calma de los operadores contrastó con la emoción de un vuelo esperado desde hace cuatro años por la ESA.
“Propulsión nominal, trayectoria conforme a lo esperado”, anunció el director de operaciones, Raymond Boyce, ante los aplausos de la sala.
Antes incluso del éxito del vuelo, el jefe de la NASA, Bill Nelson, celebró en la red social X “un paso de gigante para la ESA con el primer lanzamiento de su potente cohete de nueva generación”.
Históricamente, casi la mitad de los primeros lanzamientos de cohetes han sido fallidos, como en 1996 para el primer Ariane 5 que, sin embargo, de un total de 117 lanzamientos, solo falló dos veces.
El cohete, cuya puesta en marcha se ha retrasado cuatro años, transportaba una decena de microsatélites de universidades. Igualmente transporta dos cápsulas de reentrada atmosférica.