A través de sus pinturas, el reconocido artista de origen tenek huasteco, Jorge Domínguez Cruz, ha buscado impulsar sus raíces indígenas y ayudar a su comunidad, llegando a pedir ayuda al presidente Andrés Manuel López Obrador, al momento de regalarle una de sus obras… Pero el apoyo nunca se concretó.
Originario de Mata de Otate, pueblo ubicado al norte de Veracruz, los cuadros de Jorge Domínguez han recorrido ciudades como Berlín, Nueva York y Chicago, entre otras grandes urbes, como parte de diversas exposiciones alrededor del mundo.
Incluso una de ellas, El niño del Maíz, destaca en uno de los Libros de Texto Gratuito de la Secretaría de Educación Pública (SEP)… Pero de nada le vale ante la decepción de sentir la falta de apoyo para su comunidad y los artistas de origen indígena.
“Fue una obra de verdad que hice con todo ese entusiasmo, con todo ese cariño, ese amor, ese compromiso, y pues la verdad pasan los años y te das cuenta que ahí se quedó nada más”.
En entrevista con 24 HORAS, el pintor de origen tenek narró que, en 2018, cuando López Obrador ganó las elecciones y llegó a la Presidencia, tuvo la oportunidad de acercarse a él y darle en sus propias manos un retrato que le había hecho, así como un documento con peticiones para su pueblo, su gente; sin embargo, hasta el momento no ha obtenido respuesta.
“Ya pasaron los seis años desde que yo realicé esa pintura, con toda esa buena intención y ahí se quedó todo, ni sé dónde está esa pintura, si todavía existe, no sabemos nada… Ver que no hubo resultados, que no hubo trascendencia, se decepciona uno, fue con toda la intención de recibir apoyo para mí gente, y de alguna manera a los artistas de la huasteca”, aseguró el pintor.
Sin embargo, pese a que se mostró desilusionado del actual gobierno ya que, relató, “ni las gracias” le dieron ni se mostró curiosidad por saber quién había sido el autor de la obra, refirió que en ese cuadro plasmó su esencia y su cultura.
Celebró haber llegado tan lejos pese al poco apoyo recibido y las múltiples complicaciones que presentó al inicio de su carrera profesional, entre ellas la discriminación que sufren muchos indígenas al llegar al “monstruo” que es la Ciudad de México.
“Lo que pasamos muchos viniendo de nuestras comunidades, de nuestras formas, de nuestra lengua, por nuestro aspecto, en muchos lugares donde quise presentar mis cuadros me cerraron puertas, incluso cuando iba a la escuela de artes plásticas de la UNAM, los mismos compañeros me hacían a un lado”.
Destacó que ha logrado salir adelante gracias a su empeño y dedicación por cumplir aquellos sueños de niño.
“Al hojear los Libros de Texto, mientras estudiaba en el rancho, pude observar las historias de grandes muralistas como Diego Rivera y Siqueiros, que iniciaron en la Academia de San Carlos, yo dije que tengo que conocer ese lugar y así fue, emprendí el viaje al gran monstruo”.
Aquel pequeño que comenzó machacando las flores y las molía para pintar en las mismas piedras y tierra, próximamente regresará a Dallas, Estados Unidos, en septiembre, para exhibir sus cuadros una vez más y ensalzar sus raíces indígenas, así como sus tradiciones y cultura, llevando mensajes de esperanza a otros lugares del mundo.