William Ruto, presidente de Kenia, despidió a la mayoría de su gabinete para formar un “gobierno de base amplia” y así detener las consecuencias de las recientes protestas mortales contra su administración.
El mes pasado, un grupo de jóvenes kenianos se movilizaron en consecuencia al incremento de los impuestos. A pesar de que las multitudes protestaron pacíficamente, la policía disparó contra ellas tras irrumpir en el parlamento.
El hecho sumergió a la administración de Ruto en la mayor crisis de su mandato, obligándolo a abandonar el proyecto de ley de finanzas que incluía los aumentos de impuestos.
Ruto anunció que “participaría inmediatamente en amplias consultas entre diferentes sectores y formaciones políticas”, con el fin de crear un “gobierno de base amplia“.
Para calmar la tensión, el mandatario keniano anunció que los despidos, efectivos de inmediato, afectarán a todos los ministros excepto al secretario del primer gabinete y ministro de relaciones exteriores, Musalia Mudavadi, y al vicepresidente Rigathi Gachagua.
Además, aseguró que este nuevo gobierno facilitará la implementación de “programas radicales” y abordar la enorme deuda del país, generar más oportunidades de empleo, reducir el despilfarro gubernamental y “erradicar la corrupción”.
“Después de reflexionar, escuchando atentamente lo que el pueblo de Kenia ha dicho y después de una evaluación holística del desempeño de mi gabinete y sus logros y desafíos”, indicó.
Ante la decisión, Hanifa Adan, una de las líderes de las protestas, celebró el anuncio a través de X y destacó que “¡EL PODER SIEMPRE ESTÁ EN LA GENTE!”.
A pesar de que la moción disminuye, el enojo contra el gobierno, persiste. Los expertos indican que la decisión de Ruto sobre despedir a sus aliados, ofrece una oportunidad de un nuevo comienzo, pero también conlleva riesgos.