Tiene una sonrisa dura, como que le cuesta sonreír. A sus sesenta y un años el presidente de Hungría Viktor Orbán, lleva ya unos cuantos años al frente del país. De hecho, fue uno de los pioneros que se escoró hacia una derecha más bien extrema en un continente como Europa que se jacta – o más bien se jactaba – de ser la creadora de la democracia.
Todo eso va caminando o, más bien, evolucionando. Los extremos comienzan a aferrarse al Viejo Continente. Holanda, Bélgica, España, Italia, Francia, Polonia, son algunos de los países dónde la extrema derecha ha llegado al poder o lo ha acariciado.
En Francia Marine Le Pen y su partido de ultraderecha estuvo, de hecho, a punto de ganar hace unos días. En Italia la joven periodista metida a política Georgia Meloni, ejerce el poder con voz y mando, al llegar a ser ahora presidenta del país.
La última de todo este episodio es que los partidos de Marine Le Pen en Francia y Viktor Orban en Hungría, han creado una fuerza de derecha más radical llamado Patriotas por Europa. Se trata de un nuevo grupo que se consolida como la tercera fuerza en el Parlamento Europeo. Este nuevo grupo también está respaldado por partidos como VOX en España o la derecha holandesa.
Por supuesto que cualquiera puede formar grupo político siempre que esté amparado por la propia ley, pero hay que tener cuidado, nunca los extremos fueron buenos y en ninguna circunstancia ni en ningún momento de la Historia.
Es cierto que tenemos que crear nuevos modelos sociales, pero no creo que pase por los extremos ni de derechas ni de izquierdas.
@pelaez_alberto