El intento de asesinato del expresidente Donald Trump durante el mitin de cierre del ciclo de campaña para asistir hoy lunes a la convención republicana que definirá la candidatura conservadora, regresó el sueño americano a la realidad: dirimir disputas a balazos, como en los años sangrientos de conquista del oeste.
Lo primero que llama la atención es el dato de que el tono de confrontación en la campaña electoral presidencial había salido de lo político y se había internado en el territorio pantanoso de las amenazas de estabilidad, en medio de temores sociales a una guerra civil por la confrontación polarizante de dos ideas, repitiendo el escenario de mediados del siglo XIX.
Inclusive, hace pocas semanas se estrenó de manera espectacular la película Guerra Civil, con un argumento bastante -para definirlo con precisión- agringado, es decir manipulando comportamientos, sentimientos y tiempos políticos: un presidente de un futuro cercano que tenía perfiles de Trump lleva a la ruptura de la Unión Americana por la declaración de independencia de estados del sur y la confrontación se convierte en una verdadera guerra armada interna entre unos y otros, hasta que el mandatario es asesinado por fuerzas rebeldes justo en el Despacho Oval. Luego de ganar la guerra civil en 1865, Lincoln fue asesinado.
Trump ha sido responsable de la radicalización del lenguaje político y lo ha llevado a tonos de violencia, y ahí es en donde surge la primera sospecha, ¿cómo ha sido posible que en medio de un ambiente plagado de amenazas violentas los cuerpos de seguridad no se prepararon para un incidente de magnicidio? El sábado fue Trump, pero pudo haber sido Biden en cualquier otro día.
El sistema político estadounidense está preparado para encapsular cualquier tipo de violencia extrema con el propósito de evitar incendios y rebeliones: el asesinato de Kennedy y el intento de asesinato de Reagan no rompieron la estabilidad del régimen violento americano.
Estados Unidos entró, otra vez, en la espiral de la violencia del poder.
Zona Zero
- Los primeros informes revelaron que el arma utilizada por el asesino fue una R15, cuyo acceso es de lo más fácil, inclusive por internet, pero en medio del debate del uso de las armas dentro de Estados Unidos que no se ha resuelto en los últimos años, y no por razones de Segunda Enmienda, sino porque EU es un territorio que autoriza la propiedad de las armas y la organización de grupos armados como milicias para defender ideas. El R15 se puede comprar en cualquier tianguis de armas en Las Vegas.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh