Claudia Sheinbaum anunció la creación de un Consejo Asesor Empresarial, en lo que representa una copia del ejercicio fracasado de la administración de Andrés Manuel López Obrador.
El hoy Presidente encargó también a un empresario, el regiomontano Alfonso Romo, entonces “jefe de Oficina de la Presidencia’’, ser el intermediario entre el Gobierno y los hombres más ricos del país para “potenciar la inversión’’, pero el famoso Consejo terminó siendo una caricatura.
Lo que más se recuerda es la cena que organizó el Presidente para obligar a los empresarios a comprar veinte millones de pesos en boletos para la rifa del avión presidencial.
A cambio de los tamales de chipilín, que se sirvieron en la cena (los tamales más caros de la galaxia, diría después un comensal invitado), los empresarios más importantes del país dijeron que sí, pero a algunos se “les olvidó’’ el compromiso.
Tan fue así, que los boletos para “la rifa’’ fueron vendidos entre los servidores públicos quienes tenían, sí o sí, que comprarlos.
El Consejo lopezobradorista lo integraban Carlos Hank González, presidente de Grupo Financiero Banorte; Bernardo Gómez, copresidente ejecutivo de Grupo Televisa; Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas, Olegario Vázquez Aldir de Grupo Empresarial Ángeles; Miguel Rincón, director de Bio Pappel y Raúl Gutiérrez Muguerza, presidente de Deacero.
Además de los empresarios Germán Larrea, presidente del Consejo de Administración de Grupo México, y Daniel Chávez, fundador de Grupo Vidanta.
Cada año, este consejo se reunía con el Presidente para comprometer montos de inversión multimillonarios de los cuales nunca hubo comprobación o seguimiento de que realmente se cumplieron.
Total, el Consejo no dio para más, al menos de manera grupal, porque de manera individual sí hubo inversiones de algunos empresarios en las obras insignia del gobierno lopezobradorista.
Romo terminó tirando la toalla y ya no hubo una voz que mediara entre el gobierno y el sector empresarial.
Sheinbaum a designado a Altagracia Gómez, heredera de una dinastía de empresarios ligados al PRI de antaño, que tienen entre sus empresas a Minsa, la segunda productora de harina de maíz más importante en México y la constructora de autobuses Dina.
Su nombramiento despertó simpatías entre el sector empresarial, pues no dudan de su preparación académica y profesional.
Gómez ostentará un cargo honorario, es decir, que no está ligada contractualmente al gobierno, pero el éxito de su trabajo dependerá de cuánto la deje hacer la propia Sheinbaum.
En el caso de Romo, su fracaso tuvo que ver con que, pese a sus buenas intenciones, generalmente él o su trabajo era descalificado por el Presidente en sus Mañaneras.
Gómez tiene una oportunidad dorada; en el auge de la relocalización de las empresas o nearshoring, las facilidades geográficas y de mano de obra que ofrece el país deberían ser, esas sí, potencializadas a favor de las clases menos favorecidas.
No se conoce quiénes integrarán el nuevo Consejo Asesor Empresarial de Sheinbaum, pero quizá los nombres no importen tanto sino la intención de dejar de ver a los empresarios como enemigos del pueblo.
Suerte para Gómez.
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La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, informó que en el primer cuatrimestre del año la afluencia turística a los destinos turísticos de la entidad aumentó 2.9%, respecto al mismo periodo del año anterior.
En el periodo de referencia, el número de vacacionistas nacionales y extranjeros sumaron 7 millones 271 mil 551 personas, convirtiendo al estado en el más visitado del país.