La migración es un fenómeno social que ha sucedido durante la historia de la humanidad, pero a pesar de que muchos de estos movimientos han sido documentados y que en el mundo globalizado son una constante, aún existen algunos que han quedado en el olvido y de ahí es de donde Sumie García Huriata busca rescatar al fenómeno dado de Japón a México.
“Todo empezó con un cortometraje que hice llamado retrato familiar; no buscaba retratar historias de esta comunidad porque cuando uno pertenece a estos espacios, asume muchas veces cosas como que la vida es como se la han presentado, pero cuando uno crece se da cuenta que pertenece a algo diferente”, dijo la cineasta en entrevista con este medio.
Durante la realización de este corto conoció a la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Dahil Melgar, quien se ha especializado en las migraciones japonesas a Latinoamérica y le habló sobre el fenómeno en particular en el territorio mexicano.
Fue la especialista quien le contó historias de las que yo no tenía ni idea, por lo que quedó sorprendida pues es parte de la cuarta generación de lo que fue esta ola migratoria y de la
que no sabía absolutamente nada.
“Ya con ella empecé a desarrollar la cinta, yo empecé a investigar más y ella me guió por espacios geográficos donde se dieron estas migraciones y empezamos a hilarlas. Estábamos conscientes de que es una historia prácticamente desconocida y que era importante visibilizarla, pero quisimos evitar caer en lugares comunes, en clichés
ni en la racialización”, continuó la cineasta.
De esta manera, Yurei, entrelaza historias de Tapachula, Ensenada, Temixco, Perote y la Ciudad de México, que pareciera incluso un descubrimiento para los mismos protagonistas de cada una de ellas.
“Nos encontramos con personas que quizá sí sabían el origen de sus nombres, pero no sabían sobre la historia. Incluso hubo una persona que nos contó que de pequeña no tenía conocimiento de que su nombre tenía un origen japonés y que se enteró siendo mucho más grande.
“Es muestra de que existe cierta invisibilización por parte de las familias porque hubo un punto histórico en el que ser japonés era hasta peligroso; el hecho de que hubo una reubicación forzada y despojo de propiedades en el norte del país para que se mudaran
al centro, es porque había un estigma de ser japonés y hablarlo refería a una enemistad reforzada por lo que ocurría en el contexto de la segunda guerra mundial”, aseguró Sumie.
Esta misma historia llevó las riendas del documental hacia el descubrimiento de una situación muy turbia y de la que muy poco se sabe, incluso después de esta producción y de algunas investigaciones académicas: la existencia de una especie de campo de concentración en territorio mexicano.
“Dahir me contó sobre esta situación que sucedió en Temixco durante la época de la segunda Guerra Mundial y también pasó en Jalisco y en Coahuila. La historia aún es muy poco clara en torno a lo que fueron y cómo los consideraba el Estado mexicano”, concluyó.
Para la realizadora, hacer Yurei (Fantasmas) es importante, pues habla sobre una historia
familiar y personal en donde se reencontró.
Yurei (Fantasmas) ya está disponible en varias salas de cine a nivel nacional; sin embargo, continúa su carrera dentro de festivales de cine y entre ellos el Festival Doqumenta, que se realizará en agosto.