Israel intensificó sus ataques contra la Franja de Gaza, lo cual provocó 57 muertos, incluidos civiles refugiados en una escuela administrada por la ONU, según autoridades locales. Los bombardeos se produjeron en diversos puntos, como Jan Yunis y Nuseirat, donde el ejército israelí afirmó atacar a “terroristas activos”.
El conflicto, iniciado el 7 de octubre tras un ataque de Hamás, continúa sin tregua, a pesar de los esfuerzos de mediadores como Catar, Egipto y Estados Unidos. Hamás suspendió esta semana las negociaciones de paz, pero expresó disposición a retomarlas si Israel “muestra seriedad”.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, subrayó ayer la necesidad de aumentar la presión sobre Hamás para destruir la organización y liberar a los rehenes. Israel estima que 116 personas siguen cautivas en Gaza.
La guerra ha causado la muerte de 38,713 personas, según el Ministerio de Salud de Hamás, y ha desplazado al 90% de los 2.4 millones de gazatíes. La falta de recursos esenciales agrava la situación humanitaria.
El ejército israelí también anunció recientemente reclutamientos de judíos ultraortodoxos para enfrentar el aumento de necesidades operativas, provocando protestas en Bnei Brak. Mientras que las familias de rehenes israelíes urgieron a Netanyahu a alcanzar un acuerdo con Hamás para su liberación.