El atentado contra el expresidente y candidato republicano estadounidense Donald Trump puso de manifiesto la necesidad de abordar con seriedad el tema de la regulación de armas. El hecho, perpetrado por Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años, resalta la crisis de violencia social que vive la Unión Americana, y que está profundamente enraizada en la cultura armamentista, fomentada por la Segunda Enmienda de su Constitución.
Crooks, originario de Bethel Park, Pensilvania, quien utilizó un rifle AR-15 legalmente adquirido por su padre, fue abatido por fuerzas especiales y, al momento de su muerte, vestía una camiseta con el emblema de un polémico canal proarmas de YouTube. Se estima que en EU circulan entre diez y 12 millones de rifles de este tipo, cifra alarmante que subraya la urgencia de reevaluar las políticas de acceso a armamento en el vecino país.
Las y los estadounidenses pueden comprar armas a partir de los 18 años y, al cumplir 21, tienen permitido adquirirlas sin restricciones, incluso las de uso militar. Esta facilidad es impresionante. Casos trágicos como los tiroteos en Columbine y eventos similares evidencian la devastación causada por la falta de regulación.
Esto no sólo es un tema de debate político, sino un asunto vital que debe ser abordado de manera conjunta por republicanos y demócratas. Incluso, el presidente Joe Biden ya manifestó su apoyo a la prohibición del rifle AR-15, reconociendo el peligro que representa el fácil acceso a este; sin embargo, la polarización política dificulta la implementación de medidas concretas.
El problema de las armas en EU también afecta directamente a México. La entrada ilegal de éstas a través de nuestra frontera norte contribuye a la violencia perpetuada por los grupos del crimen organizado. El fallido operativo Rápido y Furioso, durante el Gobierno de Felipe Calderón, es un triste ejemplo de las consecuencias de una mala gestión en la regulación de armas.
Ante tal realidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció porque los candidatos estadounidenses firmen un acuerdo para la regulación de armas, buscando una transición del miedo hacia una lógica de paz. Recordemos que México también interpuso dos demandas judiciales en la Unión Americana (una contra los fabricantes de armas y otra contra tiendas y distribuidores responsables de su circulación ilegal).
El atentado contra Trump debe servir como un llamado urgente y catalizador para un debate serio y profundo sobre la regulación de armas. La seguridad y la vida de miles de personas dependen de que se tomen decisiones responsables en torno a ese tema, porque la paz social es más que una aspiración, es una necesidad apremiante que requiere de voluntad y acciones decididas.