La relación bilateral de México con Estados Unidos presenta una agenda geopolítica de largo plazo, pero en un momento de entendimiento comercial que ha beneficiado a las dos naciones. Los sobresaltos anunciados por Trump-Vance, en caso de ganar las elecciones de noviembre próximo, tienen que ver con errores de la política migratoria de la Casa Blanca de Bill Clinton a Biden.

Los tres temas centrales en la relación que viene para el próximo cuatrienio americano son muy claros:

-La migración es consecuencia de un colapso en países subdesarrollados de América del Sur y de otras partes trasatlánticas y todos los afectados por las crisis quieren llegar a EU a ganar salarios y a disfrutar del confort del capitalismo. Washington no ha sabido gestionar la migración como estrategia de seguridad.

-Las drogas como tema prioritario interno sólo están expresando el grave problema local que en Washington no quieren hablar de él: el contrabando de estupefacientes de todo tipo está determinado por el nivel de consumo de los adictos estadounidenses, más de 30 millones de usuarios dependientes registrados y especulaciones mínimas de otro número similar como consumidor recurrente. Con este mercado de consumo no hay estrategia que controle el flujo de drogas.

-La frontera física México-EU de más de tres mil kilómetros exige dos opciones: elevar el nivel de vida de los mexicanos que viven en el lado de México o encerrar físicamente la zona americana con un muro de aislamiento. Pero junto con el muro, Washington necesita un control militar que comience por resolver los problemas de corrupción de funcionarios americanos que tienen que ver con el manejo físico de la frontera.

Los discursos de Trump y Vance son de campaña, demagógicos, polarizantes, pero no hay en ellos ni una sola idea o propuesta para rehacer la relación bilateral como un problema en busca de solución. Si EU cierra la frontera mexicana, la crisis en su puerta sur seguirá latente y creciendo.

 

Zona Zero

  • No existe ninguna razón que justifique el descuido de seguridad en Chiapas, la puerta fronteriza de México hacia una convulsa Centroamérica. Llegaron los cárteles, renace la guerrilla y los problemas históricos de marginación se entretejen en un espacio social perdido y sin los elementos mínimos de estabilidad. El viejo modelo político priista ha sido reactivado por un Partido Verde que de manera inexplicable tomó el control estratégico de la entidad y ahora Morena llega a la zona sin entender siquiera la dimensión del conflicto: Chiapas es prioridad de seguridad nacional.