Además de decidir las nuevas incorporaciones al Patrimonio Mundial, la reunión de la Unesco que empezó ayer en Nueva Delhi deberá dictaminar qué lugares ya reconocidos se incorporan a la lista de sitios en peligro, una discusión que se anuncia tensa.
Hasta finales de mes, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco no sólo estudiará las nuevas candidaturas, sino también las amenazas que existen sobre lugares como el monumento prehistórico de Stonehenge en Reino Unido o el pueblo nepalí de Lumbini, donde nació Buda.
Y aunque la organización de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura insiste en que la inclusión en la lista de sitios en peligro no debe interpretarse como un castigo, muchos países lo entienden así y luchan por evitarlo.
La ciudad italiana de Venecia, después del aviso lanzado el año pasado por el organismo debido al calentamiento climático y el exceso de turismo, instauró meses atrás un nuevo sistema de gestión de visitantes para hacer pagar entrada a quienes acudan solo para una jornada.
Australia, después de años de confrontación con la Unesco, invirtió finalmente más de 3 mil millones de dólares para mejorar la calidad del agua, reducir los efectos del cambio climático y proteger las especies de la Gran Barrera de Coral, con el fin de evitar su inclusión en esta lista.
Ahora es la construcción megalítica de Stonehenge, el “círculo de rocas prehistóricas más sofisticado del mundo desde un punto de vista estructural”, según la Unesco, la que corre peligro.
El lugar, clasificado como patrimonio mundial en 1986, se ve amenazado por un proyecto gubernamental para construir un túnel carretero en sus cercanías.