En el complejo entramado de acuerdos internacionales y reformas que han marcado el rumbo de México, el T-MEC se erige como un punto de inflexión crucial; pues este acuerdo no sólo ha redefinido las reglas del comercio en América del Norte, sino que también ha establecido nuevos estándares en el ámbito laboral, donde San Luis Potosí, un estado con una dinámica economía y una rica historia industrial, se ha convertido en un claro ejemplo de cómo estas transformaciones pueden ser implementadas con éxito.
Desde su entrada en vigor, el T-MEC ha introducido un capítulo laboral robusto que, a diferencia del TLCAN, integra las obligaciones laborales en el núcleo del tratado. Este cambio no es meramente técnico; se trata de una reforma que busca asegurar un entorno de trabajo más justo, donde la libertad de asociación, la negociación colectiva y la eliminación de prácticas laborales injustas sean una realidad y no sólo un ideal.
En México, estas disposiciones encontraron un terreno fértil en San Luis Potosí, ya que con una economía que ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, se ha caracterizado por una gran capacidad para adaptarse a estos cambios y las cifras corroboran estos avances.
En materia laboral, San Luis Potosí ha registrado un incremento significativo en la Población Económicamente Activa, alcanzando 1,338,435 personas, un aumento de 31,933 en comparación con el mismo período del año pasado; mientras que la tasa de desocupación, aunque ligeramente superior a la del año anterior, se mantiene en niveles bajos, destacando la estabilidad del mercado laboral en la región. Lo anterior, al tiempo que se posiciona como el segundo estado que más ha disminuido la informalidad laboral en los últimos tres años.
Este éxito no es casualidad, sino el resultado de políticas decididas. La reciente visita del Embajador de Estados Unidos en México, Kenneth Lee Salazar, lo confirma al destacar los logros del Estado en la protección y promoción de los derechos laborales, señalando que se trata de un ejemplo destacado de cómo cumplir con los compromisos del T-MEC. Sin duda, el gobierno ha jugado un papel crucial en esta transformación, mostrando un compromiso firme con la mejora del sistema de justicia laboral.
A su vez, este modelo de éxito también se refleja en la atracción de inversiones. La transformación del entorno laboral y el compromiso con las nuevas normativas han hecho del Estado un destino atractivo para inversores, especialmente en sectores clave como el automotriz, donde la mejora en la calidad del empleo han sido factores clave en la decisión de muchas empresas de establecerse en la región.
El T-MEC ha traído consigo no sólo beneficios económicos, sino también una mejora en la calidad de vida de los trabajadores. Por lo que en vísperas de la próxima revisión del tratado, el caso de San Luis Potosí no puede pasar desapercibido, sino que debe ser un testimonio de que, con la visión y el compromiso adecuados, los acuerdos internacionales pueden ser un catalizador para el progreso a nivel local.
Consultor y profesor universitario
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