Ninguna persona dentro del obradorismo pone como ejemplo al Gobierno de Guerrero cuando se trata de hablar de avances en seguridad. Menos aún fuera del movimiento mayoritario representativo del cambio de régimen.

En contraste, abundan justificadas referencias positivas en la materia al gobierno de Claudia Sheinbaum y en demarcaciones como Iztapalapa cuando fue alcaldesa Clara Brugada. Un reto de la siguiente administración de seguridad será homogeneizar los buenos resultados a pesar de la tendencias en contra visibles en entidades como la gobernada por Evelyn Salgado.

No contribuye a la evaluación ciudadana guerrerense el asesinato de ocho personas de un organismo de autodefensa en los últimos días o le declinación “por motivos de salud” de un tercer responsable de la seguridad pública en una entidad ocupante del octavo lugar en inseguridad en todo le país, con el doble de homicidios dolosos de la capital nacional sin contar que en tasa por 100 mil la incidencia delictiva específica por ese delito revela peores resultados.

Guerrero ha superado en menos tiempo de lo previsto, respecto a otros desastres naturales, el paso de Otis, aunque no enfrenta con la misma capacidad el desorden y la inseguridad.

El caso revelador de violencia más reciente fue el asesinato el lunes de integrantes de la Policía Comunitaria de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero en una emboscada en la carretera federal Tierra Colorada-Ayutla. Evelio Méndez, Rolando Solano y Gabriel Zamudio han dejado la Secretaría entre enero y julio de 2024. Algo muy serio no se ha resuelto ni en la coordinación.

Recuperar la operatividad en las autoridades estatales encabezadas por Salgado es indispensable para evitar una crisis de gobernabilidad en una entidad donde una veintena de organizaciones criminales, entre ellas Los Tlacos, Los Ardillos, Los Rojos, Los Tequileros, La Familia Michoacana, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, disputan el control.

Como jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo, reconoció a la violencia incrementada en Acapulco como un aspecto de atención urgente.

Contener el deterioro de la seguridad demanda acciones integrales, voluntad política y la presencia de liderazgos honestos y eficaces.

Milton Morales Figueroa, el mando de inteligencia policial de la Ciudad de México asesinado el domingo en Coacalco, quien en 2020 llegó a la recién creada Unidad de Estrategia Táctica y Operaciones Especiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, es un ejemplo de compromiso y resultados. Ojalá Guerrero contara con la decisión de reclutar cuadros como él.

Recuperar la confianza ciudadana mediante la disminución en la incidencia delictiva fue crucial para el modelo implementado por la ahora presidenta electa, Claudia Sheinbaum, continuado por Martí Batres. En la capital nacional hay expectativas de profundización con Clara Brugada. Ojalá Salgado asuma su reto ya.

 

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