La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reveló que las guerras, las dificultades económicas y los extremos fenómenos climáticos, impidieron un avance significativo en la reducción del hambre en 2023.
En un informe en el que participaron la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud (OMS), concluyó que la hambruna empeoró en África, se estabilizó en Asia y mejoró en América Latina y el Caribe.
Las agencias detallaron que la región africana mantiene el mayor porcentaje de población que afecta la crisis alimentaria, con un 20,4 por ciento. En comparación con Asia, con un porcentaje del 8.1 por ciento, Oceanía del 7.3 y América Latina y el Caribe del 6.2 por ciento. Esta situación afectó a 733 millones de personas, es decir, a más del 9 por ciento de la población en el mundo.
David Laborde, economista de la FAO y coautor de la investigación, ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’, indicó que la inseguridad de alimentos crónica, incrementó de manera general desde 2016 a 2017. Sin embargo, durante la pandemia por COVID-19 en 2020 y 2021, la situación se agravó.
En 2023, cerca de dos mil 330 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que implica que a menudo tuvieron que saltarse comidas.
Además, más de un tercio de la población mundial no puede acceder a una dieta saludable, y el 72 por ciento de ellos vive en países de bajos ingresos. Los datos que recabó el estudio, indicaron que el objetivo de la ONU de erradicar el hambre para 2030 está cada vez más difícil de alcanzar.
Laborde añadió que a pesar de que el mundo se recuperó económicamente tras la pandemia, “persisten desigualdades entre los países y dentro de ellos”, mismas que se agravan por las tensiones geopolíticas y el cambio climático.
El informe, el cual se presentó en una cumbre del G20 en Brasil, propuso una reforma en la financiación para la seguridad alimentaria y nutricional. Dicha reforma debería comenzar con una definición común de capitalización para asegurar que todos los partícipes se rijan por los mismos criterios.
Ante la sugerencia, los expertos estimaron que se necesitarían entre 176 mil millones y tres mil 975 billones de dólares para erradicar el hambre para el año 2030.