El apalancamiento es una capacidad que desarrollan los traders cuando invierten en forex y tiene su intríngulis. Acaban controlando una gran cantidad de dinero en el mercado usando una cantidad relativamente pequeña de su capital propio. Así, aumentan su exposición al mercado sin tener que poner en él grandes sumas de dinero. Hasta aquí la teoría es fácil, pero se complica cuando entran los números. No te preocupes, se explica paso a paso.

Expresar el apalancamiento como una proporción

Lo más habitual es que sea 50:1, 100:1 o 500:1, como si se tratara de una escala. Pero lo que se expresa con estos números es cuánto dinero puedes controlar en el mercado con una unidad de tu propia moneda. Si se va al primero número, el 50:1, significaría que por cada euro que inviertes en el mercado de divisas, podrías controlar 50. Y ese control es exponencial: con 1.000 euros y un apalancamiento de 100:1, podrías estar en los 100.000.

Parece fácil, ¿no? Si el mercado se mueve un 1% a tu favor, ganarías 1.000 euros, es decir, el 100% del capital invertido. El problema es que si el mercado se mueve en tu contra en ese mismo 1%, pierdes los 1.000 euros. Es decir, todo tu capital invertido. Con el apalancamiento puedes sacarle un gran rendimiento a una inversión pequeña, tiene mucho potencial, pero también son más grandes las pérdidas si el mercado se vuelve en tu contra y puedes acabar perdiendo más de lo que invertiste.

Esta técnica también hace el mercado más accesible porque los traders que tienen menos capital pueden entrar a invertir con poco. Para prevenir los riesgos hay que gestionarlos por distintos medios. Lo primero sería no usar más apalancamiento del que puedes hacerte cargo y tener una estrategia clara y desarrollada antes de mover un dedo. Una vez puesto el capital en circulación, puedes usar órdenes stop-loss que venden lo invertido antes de que baje mucho más y limitan las pérdidas. Y no dar todo por sabido: formarse continuamente sobre el mercado hace que los cambios de tendencian no te pillen desprevenido.

Un caso práctico para aplicar el apalancamiento

El apalancamiento se puede aplicar en el contexto de los indicadores financieros con un ejemplo del pasado 15 de julio. Ese día, S&P/BMV IPC estaba en 54,953.11 puntos, con una variación del 0.97%. Decidamos que un inversor quiere poner capital en este valor, que quiere utilizar un 100:1 y tiene 1.000 euros para ello. Eso querría decir que puede controlar 100.000 euros y que podría ganar 970.

Eso sí, si el mercado se mueve un 0,97% en contra, también perdería 970 euros. Es decir, casi todo su capital para invertir. Por eso es tan importante aprender a utilizar esta capacidad de la forma más segura posible.

Antes de todo, información, seguridad y pruebas

Debes asegurarte de haber entendido completamente cómo funciona el apalancamiento. Lo más inmediato y lo más práctico es hincar codos: haz cursos y lee buen material para estar al día. También puedes informarte de las herramientas a tu alcance para poner límite a tus pérdidas. Hemos hablado de las órdenes stop-loss y puedes aprender más sobre ellas para proteger el capital que has invertido antes de que el mercado se vuelva en tu contra.

Es una carrera de resistencia aprender a invertir. Por eso es mejor que no uses el máximo apalancamiento disponible nada más empezar. Es mejor ir poco a poco, ajustando y calibrando tu tolerancia al riesgo. Piensa que siempre estarás a tiempo de ampliar y poner más carne en el asador. Pero para eso no puedes perder de vista —ni subestimar— el tamaño de tu cuenta.

Si algo nos han enseñado las distintas crisis económicas es que es mejor no tener todos los huevos en la misma cesta. Así que tampoco pongas todo tu capital en una sola operación. La diversificación te salvará de caer en pozos muy hondos. No es buena idea arriesgar más del 1 o el 2 % de tu capital en una sola inversión. Si lo pierdes, no te quedarás a cero.

Los ojos siempre tienen que estar puestos en el mercado y no hay que temer la idea de estar perdiendo tiempo en estar al tanto de las noticias y las sorpresas económicas que le puedan afectar. Integrarse en ese ambiente hasta casi respirarlo hará que tus decisiones acaben siendo más inteligentes porque contarán con toda la información disponible.

Las emociones tienen que quedarse fuera de las decisiones de trading. Es normal tener miedo a perder o que cuando ganes, la avaricia quiera entrar a seguir jugando. Pero tener un plan y seguirlo evita que te dejes llevar por los sentimientos. Como casi siempre en la vida, es una mejor idea mantener la calma porque evitará que caigas en estafas.

Si crees que tus emociones te pueden afectar, o que aún no tienes la información suficiente para moverte con comodidad en el mercado, puedes practicar con una cuenta demo. Prueba los errores ahí y aprovecha para familiarizarte con la técnica mientras hay una red que la protege. Puedes hacer en ese ensayo todas las revisiones y ajustes de tu estrategia antes de pasar a ponerla en marcha en la vida real.