A despecho de los resentidos y los malintencionados, con sus bromitas sobre que parecen taxis en Tláhuac y sus comparaciones manchadas con lo que proponen otros países, incluidos Mongolia o Etiopía, el Doctor Patán celebra por todo lo alto los uniformes que van a llevar los nuestros a los Olímpicos parisinos, por varias razones.

Primero, la buena. Esa mezcla de chamarra de video de Michael Jackson con un rosa mexicano híper brillante, como de Barragán restaurado con pintura acrílica china, le dice al mundo: no somos puro huipil con huarache, como para foto de inauguración con la réplica de la pirámide en el Zócalo.

Sí, amamos nuestras tradiciones, según muestran los looks híper auténticos de nuestro Presidente Eterno, nuestra próxima presidenta cuando va de gira, nuestra próxima jefa de Gobierno no importa cuando leas esto y nuestro camarada Noroña, pero también somos parte del orbe. Somos cosmopolitas. Somos globales. Le apostamos a la síntesis cultural.

Luego, la muy buena: ese angelote de la Independencia en la espalda. Ya sé que es un símbolo muy chilango y que eso ha causado resquemores comprensibles en el resto de la República, por aquello del centralismo ya superado, pero a ver: el Ángel es, conocidamente, la Victoria Alada, y esa Victoria es un desafío al mundo.

Lo que no sólo dicen, sino que incluso gritan esas chamarras es: nada impedirá que regresemos a la patria con un buen par de bronces. Ahí les van nuestros guerreros águila. En esas chamarras está, de alguna manera, el espíritu de la Ana Gabi, primerísima dama de nuestro deporte.

Finalmente, la razón mega buena; la extraordinaria; la más sublime: la línea que engalanará a nuestra delegación permite especular con una revolución de la moda 4T.

El Doctor Patán no tiene nada contra el chaleco morenista, ese que con tanta galanura lleva, por ejemplo, el compañero Macedonio, ni, por supuesto, contra esas chamarras como de columnista de La Jornada, envidiablemente inmutables desde los años 80, pero en guinda. Tengo dos, orgullosamente, en el clóset. Así y todo, los tiempos cambian y hay que saber cambiar con ellos.

¿Qué tal las mismas chamarras de nuestros atletas pero con, digamos, el Tren Maya o el AIFA? Les dejo esta imagen, por si todavía dudan: el Mario, con el fleco alborotado y el mezcal tonificante en las venas, chamarra rosa ceñida, cuello alzado, mangas a medio brazo, repitiendo para todos nosotros esa versión única de Besos de ceniza.

Tiemblen, Vuitton, Armani, Ralph Lauren y Ben Sherman.

 

      @juliopatan09