Donald Trump encontró el caminito fácil de denostar a México para ganar votos de los estadounidenses racistas. En 2016 apenas le alcanzó para obtener los sufragios de los colegios electorales que le dieron la victoria, aunque a nivel popular sacó menos boletas que Hillary Clinton.

Luego de muchas amenazas como candidato, el Trump Presidente sólo tomó decisiones parciales de coyuntura. Sí preguntó si podía mandar tropas o lanzar misiles sobre posiciones territoriales mexicanas del narco, pero le respondieron que era una locura.

Ahora Trump vuelve a las andadas. Quiere mandar tropas a invadir México para destruir posiciones de los cárteles. Si gana la presidencia, le volverán a decir que no se puede.

Trump está dando posicionamientos radicales para consumo de sus seguidores racistas, aunque cada día suma a su campaña a votantes migrantes. Lo mismo ocurre con el muro. En la campaña de 2016 prometió que México pagaría la construcción, pero como Presidente destinó fondos públicos propios.

Trump está rescatando su discurso del 2016, pero en un escenario político más favorable: la decisión del presidente Biden de abrir las puertas para recibir en promedio a siete millones de indocumentados -pueden ser más o menos, pero han sido muchos- ha afectado la estabilidad en ciudades que carecían de problema migratorio. Un caso en sintomático: Nueva York se llenó de migrantes sin papeles y con problemas de seguridad y hacinamiento en las calles.

El tema del fentanilo ha ido decreciendo y no se convirtió en un tema decisivo para votar. Y México ya no genera repudios como antes.

Las tendencias de votos apenas se están perfilando, no hay que desdeñar a Trump, pero su viabilidad dependerá de ver si Kamala Harris puede hacer una buena campaña.

 

Zona Zero

  • La designación del jefe policiaco capitalino Omar García Harfuch como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana -sin la Guardia Nacional y sí con una nueva estrategia sexenal de seguridad pública- no pareció haber mandado un mensaje fuerte a la sociedad y sobre todo al crimen organizado. El asesinato de un excolaborador de Harfuch mostró estructuras criminales de sicariato que preocupan en las altas esferas del poder. El nuevo Gobierno necesita de un golpe de efecto que señale que las cosas no seguirán igual y que sí habrá acciones operativas contra las bandas criminales que ya llegaron a la capital de la República.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

seguridadydefensamx@gmail.com

www.seguridadydefensa.mx

@carlosramirezh