La entrega (o captura) de Ismael Zambada, El Mayo y un hijo de Joaquín Guzmán, El Chapo, de nombre Joaquín Guzmán López, deja muchas interrogantes.

 

No solo por la forma en que se dio dicha detención (ya sabremos hoy si fue captura o entrega), sino por el lugar en el que ocurrió, un aeropuerto privado de El Paso, Texas.

 

De entrada, hay que destacar que, si se confirma la teoría de que el fundador del Cártel de Sinaloa se entregó, lo hizo a las autoridades estadounidenses y no a las mexicanas.

 

El por qué lo hizo así, tiene que ver indudablemente con su seguridad física y la protección de los suyos, y probablemente de algún porcentaje de los recursos que obtuvo a través de sus actividades delincuenciales a lo largo de los años.

 

Hay una versión, sin embargo, que señala que fue el FBI y no la DEA quienes detuvieron a los sinaloenses.

 

De acuerdo con esta versión, el FBI detuvo a Guzmán López cuando se dirigía al aeropuerto a tomar la aeronave que los traería de regreso.

 

El hijo de El Chapo habría “puesto’’, como se dice en el argot policial, al Mayo Zambada, que estaba ya en el aeropuerto o dentro del propio avión.

 

Esta versión, sin embargo, contrasta con la primera que ofrecieron las autoridades estadounidenses, que señalan que ambos personajes fueron detenidos cuando arribaron a ese pequeño aeropuerto texano.

 

Si la versión de las autoridades locales es la correcta, ¿cómo fue posible que Zambada y Guzmán tomaran un avión (no avioneta de las que vuelan en la sierra, sino un bimotor de hélice) sin que las autoridades mexicanas se dieran cuenta?

 

¿No se supone que el cielo mexicano es resguardado por la Fuerza Aérea y que nada sale o entra en un aeropuerto nacional sin el permiso de la autoridad?

 

Lo que no queda claro también, es cómo era posible que El Mayo Zambada viajara en una aeronave junto al hijo del Chapo Guzmán, cuando se supone que son rivales.

 

A partir de la detención del Chapo Guzmán, el Cártel de Sinaloa se escindió: por una parte, estaba la gente leal al Mayo y por otra Los Chapitos, los herederos de Joaquín, entre ellos el célebre Ovidio Guzmán, detenido en México y quien desde el 23 de este mes ya no aparece como preso en el Buró de Prisiones de Estados Unidos.

 

La única explicación para que viajaran juntos, si ese fue el caso, es que había un acuerdo previo con las autoridades de Estados Unidos, en donde se acostumbra a pactar ser testigo protegido a cambio de condenas reducidas.

 

Si hubo tal pacto, ¿quién o quiénes deberían estar preocupados en México?

 

Porque es del conocimiento público que ambas facciones del Cártel de Sinaloa tenían a sus políticos preferidos.

 

Las redes sociales se saturaron ayer con acusaciones entre los seguidores del expresidente Felipe Calderón y los del presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

Los primeros señalando que el más preocupado debería ser el tabasqueño por los supuestos nexos de su administración con el grupo, señalados a partir de sus visitas a Badiraguato (cuna del cártel) cuando ningún presidente había acudido a ese municipio y por la foto en la que se ve saludando a la madre del Chapo Guzmán.

 

Del otro lado, las acusaciones sobre Calderón se fundamentaron en el hecho de que su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, recibió sobornos del Cártel del Mayo para dejarlo operar por el país.

 

Sea como sea, la detención de El Mayo, sobre todo, y la del hijo del Chapo traerán consecuencias en el país, comenzando por el reacomodo de quienes pretenden sucederlos.

 

      @adriantrejo