En medio de la desesperanza y los panoramas adversos, a lo largo de la historia las reliquias cristianas han reforzado la fe, voluntad y la energía de los creyentes, que han realizado peregrinaciones y peleado batallas inspirados por ellas.
Este lunes, por primera vez llegará a México desde el Vaticano una reliquia de primer grado del abogado de las causas imposibles: San Judas Tadeo.
La cuestión no es menor, se trata del hueso de un brazo del primo y apóstol de Jesús, resguardado por la Santa Sede, lo que la hace especial.
Y así como en México miles de fieles peregrinan para visitar el manto de Juan Diego con la Virgen de Guadalupe, se espera que haya una gran afluencia para apreciar la reliquia de San Judas Tadeo.
El santo que se venera cada día 28 de mes, realizará un recorrido de nueve meses por territorio nacional; para ello se plantean 18 diócesis, inicialmente por las que dependen de la Arquidiócesis de México y posteriormente por algunas del Estado de México y Puebla.
Será a partir de hoy a las 16:00 horas cuando la reliquia será expuesta en el Altar de Reyes de la Catedral Metropolitana, donde se prevé una alta afluencia, como ocurre cada 28 de mes en la iglesia de San Hipólito, donde se congregan los fieles a San Judas Tadeo.
En opinión del padre Alberto Medel, canciller de la Diócesis de Xochimilco, esta devoción nace del alma religiosa de la gente, no como un culto impuesto, sino de un sentimiento de amor y respeto que experimentan por el santo.
“Nace del alma religiosa de los pueblos, que va conservándose de acuerdo a la fe cristiana, de manera que su máxima expresión viene de la misma gente. Por eso es imposible encontrar el origen de una devoción, ya que va creciendo”, explicó.
Para Monseñor Ricardo Valenzuela, rector de la Catedral Metropolitana, ante la visita de la reliquia de San Judas Tadeo a México se debe pedir su intercesión para lograr la unidad y la paz en México, en medio del panorama de violencia que actualmente prevalece.
Cuestión de fe
Cuando los conquistadores pusieron los cimientos de lo que sería el Virreinato de la Nueva España, uno de los puntos primordiales fue la evangelización de los nuevos súbditos de la corona.
Por ellos, al edificar la Catedral Metropolitana, se consideró necesario arraigar la fe de los nuevos devotos, por lo que desde Europa se trasladaron a México reliquias de santos que pudieran servir como ejemplo y objeto de veneración.
La capilla de las reliquias, edificada en el siglo XVII dentro de la Catedral, tiene en su interior alrededor de 200 piezas que tuvieron contacto con algún beato o que por alguna razón se le considera un objeto sagrado.
Ahí se encuentra el Santo Cristo de los Conquistadores, un regalo del rey emperador, Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, a los nuevos territorios conquistados.
También se encuentran las osamentas de San Vital, así como de San Pedro Mártir y San Teófilo, todas en cajas de cristal; ninguna de ellas está expuesta a la luz natural, todas se guardan con sigilo, cuidado y sólo se exponen una vez al año en la temporada de los fieles difuntos.
En el sitio figuran además los restos de San Gelasio, quien fue Papa y ya es santo, así como objetos de San Felipe de Jesús, primer santo mexicano y patrono de la Arquidiócesis de México
País de fieles
México es uno de los países con mayor población católica. De acuerdo con el Inegi, en 2020, alrededor de 77.7% de la población en el país se identificaba con esta religión, lo que representa cerca de 97.9 millones de personas.