La reciente proclamación de Nicolás Maduro como presidente reelecto de Venezuela desató una oleada de reacciones y controversias a nivel internacional. Con un margen de siete puntos de diferencia sobre Edmundo González, el Consejo Nacional Electoral, controlado por el chavismo, anunció la victoria de Maduro con el 80% de los votos escrutados, lo cual generó preocupación y demandas de transparencia por parte de numerosos países.
Estados Unidos, representado por el secretario de Estado Antony Blinken, manifestó serias dudas sobre la veracidad de los resultados, solicitando un “recuento justo y transparente de los votos”. De manera similar, Brasil instó a una verificación imparcial de los resultados y a la “publicación detallada de los datos de cada mesa de votación”.
Sin embargo, una declaración conjunta de nueve países latinoamericanos, entre ellos Argentina, Costa Rica y Perú, solicitó una reunión urgente del Consejo Permanente de la OEA, la cual fue confirmada por el organismo para mañana miércoles.
Por su parte, El Salvador, Chile, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica y Uruguay expresaron sus dudas y rechazo ante los resultados, demandando una revisión exhaustiva del proceso electoral. El presidente chileno, Gabriel Boric, y el mandatario ecuatoriano, Daniel Noboa, enfatizaron la necesidad de “veedores internacionales” imparciales.
La Unión Europea, a través de su jefe de diplomacia, Josep Borrell, pidió “total transparencia en el proceso”, incluyendo el acceso a las actas de votación. Francia y España emitieron declaraciones similares, subrayando la necesidad de transparencia y calma. En contraste, el presidente argentino, Javier Milei, fue más vehemente en su rechazo, calificando la elección como “fraudulenta” y apelando a las Fuerzas Armadas venezolanas para defender la democracia.
Por otro lado, aliados tradicionales de Maduro como China, Rusia, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Honduras, Irán, Serbia y Guinea Bissau reconocieron y felicitaron al presidente venezolano.
En respuesta a las declaraciones y acciones de varios gobiernos, Venezuela decidió retirar a su personal diplomático de sus misiones en Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. El gobierno venezolano denunció las acciones de estos países como “injerencistas”, defendiendo la proclamación de Maduro y su legitimidad.