Una fuente cercana a Hezbolá informó que el bombardeo no llegaron al comandante objetivo, sin embargo, provocó la muerte de dos personas.
Najib Mikati, primer ministro libanés calificó el ataque como una «flagrante agresión» y un «acto criminal». Además, Mikati llamó a las resoluciones internacionales a ejercer “presión para obligar a Israel a detener su agresión y amenazas”.
Entre las reacciones del ataque, Irán, que respalda a Hezbolá, denominó el bombardeo como una «acción despiadada y criminal».
Rusia también criticó la decisión, considerándola una «grave violación del derecho internacional». Mientras que Israel y Estados Unidos señalaron y responsabilizaron a Hezbolá del ataque, sin embargo, Hezbolá negó las acusaciones.
Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí advirtió de una dura respuesta a la agresión, incrementando la tensión sobre que el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza se pueda expandir a Líbano.