Ante el asesinato de Ismail Haniyeh, líder político de Hamás, la cancillería de Brasil condenó “enérgicamente” el suceso, así como los bombarderos que lo provocaron.
Mediante un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño señaló que “repudia” el ataque, el cual se le atribuye a Israel, además de indicar que este representa una violación “flagrante a la soberanía y la integridad territorial de Irán”.
La administración brasileña también advirtió que las acciones “obstaculizan” las oportunidades para una “solución política en Gaza”, “al impactar negativamente las conversaciones que se estaban llevando a cabo para un alto el fuego y la liberación de rehenes”.
Asimismo, el Gobierno reiteró la urgencia de implementar un alto el fuego en el enclave para detener “la grave escalada de tensiones en Medio Oriente”, según la cancillería.
Previamente, el gobierno brasileño señaló que “el ciclo de ataques y represalias entre Israel y Hezbolá” provoca un espiral de violencia y agresión con graves consecuencias “especialmente para las poblaciones civiles de ambos países”.
Además, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva criticó públicamente la ofensiva israelí, calificándolo de “genocidio”. Como resultado, Brasil retiró a su embajador en Israel a fines de mayo y aún no designa un reemplazo.