ARTE. La expo de Julio Carrasco es un homenaje pictórico al pensador mexicano Miguel León-Portilla integrada por más de 70 piezas entre óleos, litografías y acrílicos.
Foto: Cortesía | ARTE. La expo de Julio Carrasco es un homenaje pictórico al pensador mexicano Miguel León-Portilla integrada por más de 70 piezas entre óleos, litografías y acrílicos.  

El muralista, pintor y también escritor Julio Carrasco Bretón ha llevado por el mundo el arte mexicano, lo mismo se puede apreciar su obra en diversos Palacios municipales y edificios públicos del país que en la Terminal 3 del Aeropuerto Ben Gurion de Israel. Ahora para celebrar 50 años de carrera es profeta en su tierra con la exposición Tlamatini.

La muestra, que se exhibirá a partir del próximo martes 6 de agosto en el Salón de la Plástica Mexicana, es un homenaje pictórico al pensador mexicano Miguel León-Portilla integrada por más de 70 piezas entre óleos, litografías y acrílicos de reciente factura, inspirado en el acervo mitológico del México originario, con figuras como Coyolxauhqui, Huitzilopochtli y Quetzalcóatl y la propia obra del autor de La visión de los vencidos.

“Para mí, es importante difundir la obra del doctor Miguel León-Portilla, la mayoría tiene más presente en el imaginario a algunos de los maestros muralistas o a los deportistas de nuestro tiempo, pero no pasa así con esos intelectuales mexicanos con una obra importante que se dedicaron a rescatar la memoria y la identidad de los pueblos y de las lenguas originarias”, señaló el artista.

Esta exposición busca ser un portal hacia dos vías intrínsicamente mexicanas: por un lado, el universo mesoamericano y, por otro, la tradición muralista. Estos caminos han guiado la rica trayectoria de Carrasco Bretón quien nos ofrece una visión de su proceso creativo y de su fascinación por la filosofía, la historia y la ciencia. 

Los personajes que el pintor mexicano plasma navegan entre los lienzos, y pertenecen a diversas esferas celestes, al tiempo que permanecen enraizados al mundo terrenal, a veces incluso rozando los bordes del inframundo. Pero mantengamos la mente abierta, dejando libre el espíritu, pues como en la historia, cada elemento tiene una cara oculta, nada es permanente y a pesar de las tormentas, la esperanza y la templanza encuentran almas en las cuales instalarse.