La entrega de Ismael El Mayo Zambada a autoridades antinarcóticos de Estados Unidos y la nueva estrategia americana de combatir de manera activa “las cadenas de suministros” del fentanilo tomaron por sorpresa a las autoridades mexicanas.
Lo de menos está en decir que ambas decisiones tuvieron y tendrán efectos enormes en políticas bilaterales mexicanas y que fueron una falla de las oficinas de inteligencia y seguridad nacional de México. Lo importante está en ir adelantando los efectos de esas dos decisiones en el precario equilibrio crimen organizado-Estado mexicano.
Ambas decisiones de la Casa Blanca no necesitaron de invasiones de marines o militares ni de misiles lanzados sobre territorio mexicano, sino que tuvieron espacios de decisión de autoridad dentro de Estados Unidos.
La estrategia antinarcóticos de México no consideraba al Cártel de Sinaloa como un enemigo del Estado, sino como una organización dedicada a actividades ilegales para producir droga que no se consumía en México. La propuesta de “abrazos, no balazos” evitaba confrontaciones y masacres que ensangrentaron al país durante los sexenios de Calderón y Peña Nieto.
Con el mecanismo de las recompensas y los acuerdos con los narcos que se quieren retirar, Estados Unidos no ha necesitado –a pesar de la sangre caliente de la DEA y sus expedientes pendientes aquí– de operaciones secretas. En Washington han señalado que se cansaron de pedirle a México que desmantelara las estructuras de los cárteles que estaban involucradas sobre todo a la producción y contrabando de fentanilo, pero que nunca encontraron respuesta ni eficacia.
La desinformación estadounidense tomó por sorpresa a las estructuras políticas mexicanas que tienen que ver con la observación con los cárteles de la droga; la insistencia presidencial para exigir informes sobre la operación zambada sólo revela la ausencia de una estructura mexicana de inteligencia y seguridad nacional.
Zona Zero
- El Cártel de Jalisco sigue en la lista de prioridades de Estados Unidos, pero con informaciones sospechosas y desinformaciones malintencionadas respecto a la existencia o desaparición física del líder del grupo, Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho. Pero el asunto central ha radicado en la certeza estadounidense de que el tráfico de fentanilo a EU dependía del Cártel de Sinaloa y el bloque criminal Guzmán-Zambada. Los relevos en el cártel no garantizan la sobrevivencia a largo plazo del grupo.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh