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Héctor Zagal

(Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana)

Luego de que la reliquia de san Judas Tadeo llegara la semana pasada al país, miles de feligreses se han dado cita para venerarla. El gobierno de la CDMX estima que, durante el tiempo que estuvo en la Catedral Metropolitana y en el Templo de San Hipólito, casi 70 mil personas la visitaron. Y éste es apenas el inicio de todo el recorrido que la reliquia tendrá por el país. La popularidad de este santo es tan grande en México que algunos lo colocan en segundo lugar, después de la devoción a la Virgen de Guadalupe.

¿Pero quién es este santo tan popular? Se trata, por supuesto, de un asunto de fe, pero no por ello es menos interesante el relato.

Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles que Jesús reunió durante su vida pública. Se le conocía como “el hermano del Señor” pues era hijo de María de Cleofás, pariente de la Virgen María. Se dice que Jesús y él eran muy parecidos y que por eso san Judas se representa con un círculo en el pecho en cuyo interior está el rostro de Jesucristo para diferenciarlos.

En realidad es poco lo que sabemos de san Judas Tadeo luego de la muerte de Jesús. Apenas si es mencionado en algunos textos cristianos como, por ejemplo, en “Hechos de los Apóstoles”. Según una tradición, Judas viajó a Persia junto con Simón para difundir la palabra de Dios. Allí lograron consolidar una comunidad cristiana en Babilonia. Un día, sin embargo, una multitud acaudillada por sacerdotes paganos capturó y asesinó a los dos apóstoles. A Simón lo partieron en dos y a Judas le cortaron la cabeza.

Este relato, sin embargo, es poco confiable. La Iglesia Católica nunca lo ha tomado como un dogma de fe, sino como un mero relato piadoso.

Es importante no confundir a san Judas Tadeo con su tocayo Judas Iscariote. Este último también era un apóstol, pero vendió a Jesús por unas cuantas monedas. Acechado por la culpa, Judas Iscariote se colgó del cuello y desde entonces se volvió un símbolo de traición. Precisamente porque la gente pensaba que ambos Judas eran la misma persona, la devoción a san Judas Tadeo fue poca durante mucho tiempo. Incluso, ya para el siglo XX, se le consideraba como un santo olvidado.

Aquí en México, su popularidad es reciente. Se sabe que en los años 50’s, un sacerdote claretiano llegó al templo de san Hipólito y ahí comenzó a promover la devoción por el santo.

Hoy se le conoce a san Judas como el santo de las causas perdidas o de las causas difíciles. No obstante, antes de que su popularidad se disparara, ya había otra figura religiosa con el mismo epíteto: santa Rita de Casia. Ella, junto con otros santos como san Martín de Porres o san Martín Caballero, son figuras que han perdido visibilidad con los años y actualmente se consideran santos olvidados.

Pero en este caso, ningún santo ha sido tan olvidado como el propio san Hipólito. Y es que la iglesia a la que acuden todos los fieles de san Judas el 28 de octubre no es de él sino, como lo indica su nombre, de san Hipólito. La construcción del lugar se edificó luego de que los españoles conquistaran Tenochtitlán y durante algunos años fue una capilla dedicada a conquistadores y aliados que muerieron en batalla.

En 1559, comenzaron las construcciones para hacer de la capilla un templo consagrado a san Hipólito pues a este santo se le venera el 13 de agosto, y en esa misma fecha, en 1521, cayó Tenochtitlán. Hoy, sin embargo, casi nadie lo ubica, y los pocos que sí, seguramente lo hacen por el templo en donde veneran a san Judas Tadeo.

Sapere aude!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana