Las tensiones en Oriente Medio continúan en aumento, con una escalada de violencia que amenaza con desestabilizar aún más la región. Las maniobras diplomáticas se han intensificado, mientras numerosos países aconsejan a sus ciudadanos abandonar el Líbano.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reafirmó la disposición de Israel para enfrentarse a “Irán y sus secuaces en todos los frentes”, tras asegurar que cualquier ataque contra sus ciudadanos tendrá un costo elevado. En este contexto, el jefe del Mando Central de Estados Unidos para Oriente Medio, el general Erik Kurilla, llegó a Israel para evaluar la situación.
La tensión se incrementó tras la muerte del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en su residencia de Teherán, atribuida a Israel por Irán, Hamás y Hezbolá. Un día antes, Israel reivindicó el ataque que resultó en la muerte del jefe militar de Hezbolá, Fuad Shukr, cerca de Beirut.
Hezbolá y los rebeldes hutíes de Yemen, junto con otros grupos armados iraquíes, abrieron nuevos frentes contra Israel. El líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, afirmó que Israel cruzó “líneas rojas”, y el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, amenazó con un “severo castigo”.
En un esfuerzo por calmar las tensiones, el secretario de Estado de EU, Antony Blinken, instó a todas las partes a evitar la escalada, un llamado respaldado por líderes como Emmanuel Macron, presidente de Francia; Mohamed bin Zayed al Nahayane, presidente de los Emiratos Árabes Unidos; y Mohamed bin Salmán, Primer ministro de Arabia Saudita, quienes pidieron responsabilidad y moderación.
Según el medio Axios, Blinken advirtió a sus homólogos del G7 sobre un posible ataque de Irán y Hezbolá contra Israel en las próximas 24 a 48 horas. Blinken también conversó con el primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, ante posibles ataques de grupos armados iraquíes.