REPRESIÓN. La persecución religiosa en Nicaragua refleja una alarmante consolidación del poder autoritario, donde la fe es vista como una amenaza al régimen.
Foto: AFP | REPRESIÓN. La persecución religiosa en Nicaragua refleja una alarmante consolidación del poder autoritario, donde la fe es vista como una amenaza al régimen.  

Desde el estallido de la crisis sociopolítica en Nicaragua en abril de 2018, el régimen presidido por Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, llevó a cabo una serie de expulsiones que afectaron a 222 religiosos, entre ellos 91 monjas, según un informe divulgado este martes por la ONG Colectivo Nicaragua Nunca Más.

El informe, titulado “Libertad religiosa, persecución a laicos”, revela que entre enero y abril de 2024, al menos 34 sacerdotes nicaragüenses fueron forzados a abandonar el país, excluyendo los siete enviados recientemente al Vaticano. Desde el inicio de la crisis, al menos 52 religiosos y sus familiares se vieron en una situación de apatridia de facto.

El Colectivo, compuesto por activistas nicaragüenses en el exilio y con sede en San José, también destaca un incremento en la represión del régimen sandinista. Esta incluye detenciones arbitrarias, ataques directos a líderes religiosos, y una estigmatización creciente en los pronunciamientos oficiales sobre la libertad de culto.

Desde 2021, más de 420 organizaciones cristianas fueron clausuradas, incluyendo la reciente disolución de Cáritas de la Diócesis de Matagalpa. Además, al menos 22 medios de comunicación religiosos fueron confiscados, destacándose Radio María, cuya última transmisión se realizó el 9 de julio de 2024.

El informe también menciona que al menos 21 pastores evangélicos se encuentran en el exilio, mientras que tres fueron impedidos de regresar a Nicaragua. Asimismo, se documentó la desnacionalización de 22 religiosos.