En marzo de 2022 el Gobierno federal decretó la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Ante ello, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) determinó reducir las operaciones en dos ocasiones, pasando de 63 a 52 en 2022, y luego a 43 en enero de este año.
Para el director general de AICM, el contralmirante José Ramón Rivera Parga, esta reducción de pasajeros condujo a mejores condiciones de atención al usuario, donde la tecnología y el orden fueron claves.
Entrevistado por 24 HORAS, desde su oficina donde se puede observar el aterrizaje de todos los aviones que llegan a la Ciudad de México, el contralmirante Parga, como es conocido, explicó que hubo meses en que las aeronaves realizaban más de 300 operaciones sin slot o con horarios completamente distintos a ellos, ya que no respetaban lo que se les asignaba por la autoridad aeronáutica.
“¿Esto cómo se refleja?. En todas las aerolíneas quieren salir entre las seis y las ocho de la mañana y todas quieren regresar al mediodía, obviamente la capacidad del aeropuerto, de las mismas aerolíneas y de sus prestadores de servicio que le apoyan en las operaciones en tierra, se ve rebasada”, enfatizó.
Recordó que con la llegada de la Marina al frente del Aeropuerto se estableció que el slot que se les asignará, era el que tenían que operar, pues había casos de vuelos a las tres de la mañana y querían realizarlo a las cinco de la tarde.
Aunque reconoció que este cambió tensó la relación de la administración del aeropuerto con las aerolíneas, insistió, fue en beneficio de las empresas, la dirección y sobre todo de los usuarios.
No obstante, para disminuir y ordenar las operaciones se echó mano también de la tecnología.
Destacó que ingenieros de la terminal aérea diseñaron e implementaron una aplicación con la cuál, desde el Centro de Colaboración Aeroportuaria pueden monitorear la relación entre el slot, las operaciones y el plan de vuelo.
“Tenemos esa aplicación, ya evolucionó, incluso hay una donde también monitoreamos el tiempo entre el abordaje de la nave y el despegue”.
Tecnología
“Este control no existía antes, como administrador aeroportuario no puedes exigir que se cumpla y no puedes llegar a un acuerdo cuando no tienes los medios. Viene la reducción, y se empiezan a tomar medidas de mayor control, pero ya tenemos esa aplicación, ya evolucionó”.
El Centro de Colaboración Aeroportuaria, el cerebro tecnológico con el que lograron poner orden en la operación de los slots, es un salón donde tres de sus paredes están tapizadas con pantallas de piso a techo y desde donde es posible observar prácticamente todo lo que pueda retrasar un vuelo.
Llegar a él solo es posible para quienes conocen el laberinto en el que se convierte el AICM si se deja el pasillo principal y se ingresa por algún acceso que lleva a las entrañas del aeropuerto.
El coordinador de este centro, el capitán Héctor Fabián Cortés, explicó que en ese lugar se recopilan todas las partes que conforman las operaciones aéreas y con ellas se toman decisiones colaborativas.
Se trata, enfatizó, de primero ganar seguridad y después eficiencia en la asignación de los recursos aeroportuarios, porque son limitados y hay muchas operaciones.
Explicó que el AICM tiene alrededor de 850 operaciones en promedio al día y sin el control adecuado las demoras se pueden disparar y como consecuencia sobrepasar el límite de 43 operaciones por hora fijado por la autoridad, por eso, “la función de este lugar es observar que todo eso se vaya lo más posible al deber ser y en un intento de ganar-ganar con las aerolíneas”.
Tras dejar el Centro de Colaboración Aeroportuaria, el director Rivera Parga decidió recorrer la zona de pistas para demostrar que los patios para abordar, efectivamente ya no están saturados.
Acceder a las pistas requiere la portación de un chaleco de seguridad, pero también de un gafete, identificarse y pasar máquinas de rayos X, requisitos que les son exigidos incluso al director del AICM y que por ningún motivo puede exentar.
A bordo de la camioneta, el contralmirante presume su licencia que lo autoriza a conducir un vehículo en la zona de pistas, pues para obtenerla debió aprobar un curso especializado.
El destino es la cabecera de la pista 5 derecha desde donde, literalmente, pasan por encima los aviones que aterrizan en la Ciudad de México.
A poca distancia de ahí ocurrió un incendio fuera del perímetro del AICM ocasionado por el robo de turbosina desde predios particulares.
Rivera Parga enfatizó que resolver esas situaciones escapa de las facultades que tiene el aeropuerto, aún cuando los bomberos de la terminal fueron quienes primero acudieron y extinguieron el fuego.
Aseveró que no tienen contemplado diseñar un plan adicional de emergencia por el robo de combustible en los alrededores de la terminal, ni tampoco ampliar su cuerpo de bomberos.
En cuanto al abastecimiento dijo que ese delito no ha significado contratiempos ni afectado la calidad del combustible que reciben.
En el primer semestre de 2024 el aeropuerto de la capital del país movilizó a 22.3 millones de pasajeros nacionales e internacionales, lo que significó 1.2 millones de personas menos en sus instalaciones en comparación con el mismo periodo en 2023.